El estudio sistemático de la universidad surgió no hace mucho tiempo. Comenzó, al igual que otros campos de conocimiento, por la necesidad de un saber básico: acerca del cumplimiento de los objetivos institucionales, sus problemas y prioridades. Coincidió con el impulso que las sociedades y los gobiernos le dieron a la educación superior hacia mediados del Siglo pasado.

La investigación sobre la universidad en el mundo contemporáneo cobró auge porque de esta institución depende que la sociedad cuente con profesionistas, expertos y académicos de alto nivel para su desarrollo. El auge también ha estado vinculado a la importancia adquirida por el conocimiento y a la extraordinaria complejidad y diversidad que han alcanzado los sistemas universitarios en casi todos los países. Su estudio ha impuesto una metodología comparativa y estimulado a las perspectivas interdisciplinarias por su amplitud de enfoque y su profundidad analítica.

Por otra parte, vivimos en una época en la que la universidad juega un papel de la mayor relevancia para que los países puedan participar en la globalización con una mayor capacidad de competencia. En este contexto se ha planteado un tema prioritario de estudio: ¿cómo se transforma la actuación y las funciones de la universidad? Interesa conocer, igualmente, los rasgos de los modelos institucionales y las formas de organización que asume cada uno de ellos. Además, los factores políticos del cambio institucional.

El crecimiento de la universidad ha estado ligado a las preocupaciones de los gobiernos con sus sistemas educativos; se manifiestan en la atención a la demanda, la calidad de la enseñanza y el financiamiento para que las universidades funcionen adecuadamente. Al investigador de la universidad le interesan, de manera particular, las políticas públicas que emanan de los gobiernos. Los cambios de dichas políticas en distintos momentos de la historia y las relaciones que mantiene el gobierno con la universidad en cada nación.

Investigar hasta qué punto a la universidad se le ha separado de la idea de Estado-nación es de fundamental importancia. Aclarar sí el gobierno de un país mantiene vínculos estrechos con las universidades y estimula la producción de conocimiento y el avance de la cultura. O sí, por el contrario, mantiene nexos débiles con la universidad, dando paso al mercado para que cobre un mayor peso en el ámbito de la educación. El triángulo universidad- gobierno -mercado, lo público y lo privado, representa hoy uno de los puntos centrales de análisis en el estudio de la educación superior.

Para la universidad es trascendente su relación con el gobierno y con el mercado. Del momento histórico en que ocurren sus interrelaciones depende, en parte, la forma cómo opera la institución y el alcance de su proyecto. Estas cuestiones y las siguientes son materia de investigación.

Cuando el gobierno cede espacios para que el mercado adquiera condiciones para regular, aunque sea en parte, un ámbito social como el educativo, la universidad se encuentra presionada para recurrir al mundo de los negocios; para establecer alianzas entre académicos, funcionarios públicos y empresarios que pasan a definir sus funciones y a orientarlas a determinados intereses.

En este devenir, la universidad experimenta un cambio paradigmático en su esencia que necesita ser conocido en sus implicaciones. Por ejemplo, hasta qué punto se ve rodeada de ideologías que pugnan por el pragmatismo y la privatización de la enseñanza. En qué medida la investigación en su seno se vuelca hacia proyectos aplicados para el crecimiento de las empresas alterándose la noción de autonomía. ¿Las tareas culturales pasan a un segundo plano? ¿Se impulsan prácticas políticas excluyentes que preservan la desigualdad social?

La universidad está en cambio permanente y se ajusta a nuevas responsabilidades sociales. A sus directivos y académicos les toca allegarse capacidades de negociación y diálogo con todos los agentes y actores que le dirigen demandas a la universidad para el desarrollo del entorno social. Fortalecerla en la democracia, a lo cual auxilia la investigación sobre la universidad.

Estamos en un momento crucial en el que los estudiosos necesitamos examinar los cambios académicos que se están dando en la universidad. Para contribuir, en el caso de México, a que nuestro patrón histórico de desarrollo institucional no vaya a ser trastocado de forma tal que se echen a perder los avances que hemos podido alcanzar hasta ahora, y que no son pocos. Ciertamente, en el país hay grupos de investigadores que, desde lo mejor de la tradición científica, encontrarán respuestas a los problemas que tiene la universidad mexicana.