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En defensa de la educación superior pública
Humberto Muñoz García
Campus Milenio Núm 331 [2009-08-06]
 

Desde su toma de posesión, el rector de la UNAM, doctor José Narro Robles, ha insistido en que el gobierno dedique recursos financieros a las universidades públicas que sean suficientes para que sigan sus planes de desarrollo y oportunos para que los realicen a tiempo. A lo largo de su rectorado, el doctor Narro ha tenido una conducta congruente con su modo de pensar, en defensa de la universidad pública.

El rector ha expresado de manera clara y contundente que las universidades públicas son cruciales para el futuro de México. Aumentan la riqueza cultural y el talento para las bellas artes. Los universitarios hemos hecho un esfuerzo notable para crear ciencia, para hacer del conocimiento científico un elemento significante de la vida cotidiana. Y, sin duda, las humanidades han tenido su asiento y ejercido influencia en el pensamiento social desde la universidad pública. No es posible entender la historia de México y proyectar el futuro del país sin el concurso de esta institución.

De ahí el malestar que sentimos los universitarios cuando se anuncia que habrá recortes presupuestales y que tales recortes afectarán sobremanera a la educación. Los funcionarios de Hacienda y quienes hoy nos gobiernan, al igual que en el periodo del entonces presidente Ernesto Zedillo, no entienden, no razonan en términos de lo que conviene a la sociedad sobre cómo lograr el bien común. Piensan según lineamientos economicistas que los llevan a cometer una y otra vez grandes errores históricos. Quieren administrar la crisis, no resolverla. Sus paradigmas teóricos no les dan para eso ni para proponer e instrumentar un nuevo modelo de desarrollo.

Algunos políticos dicen que lo más serio de la crisis se dejó sentir en el primer semestre de este año. Lo cierto es que el país ha crecido poco y hasta ha retrocedido en los últimos años. Los efectos de la política económica que se ha aplicado estarán presentes en la sociedad mexicana durante los próximos lustros. Serán más graves si se toma la decisión de afectar educativamente a las generaciones de jóvenes que están en edad de estudiar. Con jóvenes que quieren estudiar y no pueden, con jóvenes que ni trabajan ni estudian, no se puede pensar en construir una mejor sociedad.

El rector de la UNAM ha dicho que el proyecto educativo no debe ser pospuesto. Que es indispensable que se combinen medidas que ayuden a trascender la crisis con políticas de largo aliento. Que justo en medio de la crisis es indispensable invertir más en educación.

Una forma de contribuir a que no se recorte el gasto educativo, desde el punto de vista de quien esto escribe, es racionalizando y organizando mejor el gasto público, cortando los consumos suntuarios que hacen muchos funcionarios a costa del erario público, atacando la corrupción e interrumpiendo los robos, como el realizado en contra de Pemex. Reitero: sí hay dinero que puede usarse en favor de la educación superior. Dinero que puede manejarse para blindar el gasto educativo, como lo señalara el doctor Rodolfo Tuirán en la última reunión del CUPIA.

La política seguida hacia las universidades públicas no les ha permitido sortear toda su problemática. Un recorte hoy y un presupuesto ajustado a la baja para 2010 terminarán por hacer más grave lo que se padece en la vida universitaria. Seguramente, tendrán repercusiones sobre la calidad docente, las becas y la infraestructura.

También sobre asuntos que limitan el futuro de las instituciones y sus actores. El congelamiento de plazas impedirá que se vaya renovando el personal académico, que en algunos establecimientos educativos ha envejecido y cuenta con una antigüedad que frecuentemente se acerca a los 30 años de labor. El recorte suspenderá programas de jubilación.

Añado que cuando se estrechan los recursos financieros en las universidades públicas, se dejan de comprar libros y revistas. Se dificulta, en serio, el funcionamiento de las bibliotecas, que son un medio democratizador de la cultura. Hay que mantenerlas abiertas el mayor número de horas posible (día y noche) y darles posibilidades para manejar los acervos por la vía del cómputo e internet.

Por cierto, hace unos días, la Biblioteca Nacional de México, fundada en 1867, fue reconocida con un premio por sus aportes a la cultura del país y por sus tareas de difusión del saber nacional. Esta biblioteca radica en la UNAM y guarda libros que son un verdadero tesoro. Con éste, es el segundo premio que gana la UNAM en el campo de las humanidades en lo que va del año.

Lo anterior es una muestra más de la utilidad de las universidades públicas. Los recortes a la educación significan comprimir a las universidades, reducir aquello que nos puede sacar adelante y bien. Los universitarios estamos con nuestras autoridades y rechazamos tajantemente las medidas que tome el gobierno federal en contra de la educación. Ya he escuchado a varios académicos decir que es necesario organizarse para protestar. Estamos cansados de que ni nos vean ni nos oigan.


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Last modification: April 29 2020 11:44:32.  

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