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2010, la clase media y la UNAM
Humberto Muñoz García
Campus Milenio Núm. 352 [2010-01-14]
 

Terminó 2009 y nos dejó una secuela de hechos y problemas que no auguran nada bueno para este año que comienza, en el cual la historia y nuestra cultura nos harán sentir orgullo e identidad por lo que hemos sido como pueblo, por los símbolos que hemos creado.

Mientras comienzan los festejos, observamos que en el país no todo está a la baja. Hay cosas que han subido recientemente: la gasolina, el gas, las tortillas, los desempleados, las cuotas en las carreteras, el Metro, las reservas internacionales, el IVA, el Impuesto Sobre la Renta, los territorios donde se hacen presente los narcos, el poderío económico de los criminales, las pistas para patinaje sobre hielo en los zócalos, los changarros, los préstamos en el Monte de Piedad, la depresión y el alcoholismo, el rechazo a los legisladores, las personas con sobrepeso y la pobreza, que este año seguirá aumentando.

Así, comenzamos el año 2010 con un repunte probable de la inflación por causa del aumento de los impuestos y el incremento de precios de productos y servicios básicos. Los voceros oficiales dicen que estaremos mejor porque se espera que haya un crecimiento de alrededor de 3 por ciento que, dado lo severo de la crisis, resulta a todas luces insuficiente. El año 2010 no será peor, pero tampoco será sustancialmente mejor. Las reformas estructurales y el cambio de modelo lucen inaplazables.

Pero, no todo ha ido al alza hacia el fin del año; hay otros asuntos que se han comportado a la baja: los créditos para el consumo, el ingreso familiar frente al aumento del costo de la canasta básica (según el análisis del CAM de la Facultad de Economía de la UNAM), el salario mínimo en términos reales, las remesas que vienen del norte, las expectativas económicas de la población, la producción de petróleo, el índice de aprobación del Ejecutivo, las preferencias por el PAN, la calidad de la democracia, la creencia de que la educación mejora y la clase media.

En México, hoy cobra importancia, de nuevo, el análisis a la clase media. A ésta siempre se le vio como un producto del desarrollo y como impulsora del mismo. La clase media es una medida de la fortaleza económica de un país. Los miembros de esta clase tienen una ética de cumplimiento laboral y buena parte de sus aspiraciones las centran en no bajar de estatus y en la educación universitaria de sus hijos, quienes representan su movilidad futura.

Sociológicamente, hoy es relevante seguir su proceso de pauperización. De ella se está desprendiendo hacia abajo, en la estratificación social, una buena parte de sus miembros. Es importante observar su achicamiento, porque la expansión que tuvo hace muchos años se asoció con mayores oportunidades de educación superior. Hoy, lo que queda de ella se encuentra bajo amenaza de continuar con su reducción, porque no hay empleos para los profesionistas, porque cada vez hay más jóvenes (que se han vuelto miles) con títulos profesionales que se van a Estados Unidos y a Canadá (nuestra descapitalización educativa) y porque los gravámenes impuestos por los diputados y el gobierno afectan directamente a este segmento de la población.

Cuando la sociedad es permeable, las clases medias son un factor de estabilidad política. Por ello, lo que viene pasando es de preocupar, porque su caída, y la inconsistencia de estatus, se relacionan bastante con la ingobernabilidad de un país. Al escenario de ingobernabilidad se añaden, ahora, la guerra contra el narco, las repercusiones de la crisis económica sobre el empleo, la informalidad y la falta de credibilidad en los partidos y en la clase política.

No, las cosas no pintan bien para 2010 y los académicos no podemos dejar de preocuparnos, menos de dejar de hacer propuestas para cambiar la realidad que se vive en México. Voces de muchos universitarios ilustres comienzan a señalar la inevitabilidad de que se produzca una transformación social en el país por la vía democrática.

Este año, además del Bicentenario de la Independencia y los cien años del inicio de la Revolución Mexicana (los jóvenes deben leer los dos volúmenes de don Jesús Silva Herzog editados por el Fondo de Cultura Económica), vamos a celebrar el centenario de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Institución que, en la situación que vivimos, ha tenido la capacidad de acrecentar su prestigio, de alimentar el pensamiento social y humanístico y mantener valores que, de nueva cuenta, van a servir para dar optimismo y orientar los cambios que van a llegar.

Aquí, en nuestra casa de estudios, mantendremos el mayor aprecio por la cultura, porque en ella, y en la historia nacional, se cifra la posibilidad de ganar cohesión social e identidad, indispensables para sustentar el cambio social. Seguiremos apoyando a la planta académica de científicos y humanistas, cuyo esfuerzo será reclamado para elaborar propuestas y adquirir posturas para orientar las salidas a la crisis. Aquí continuaremos formando cuadros del más alto nivel académico para que México pueda acrecentar su competitividad social. Aquí, en una institución que avanza y se renueva, seguiremos dedicados a discutir la UNAM que queremos, lo que necesitamos cambiar, superar, resolver, para que en el siglo XXI le sirva mejor al país.


Instituto de Investigaciones Económicas
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Last modification: April 29 2020 11:44:32.  

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