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"Para nosotros eres el rostro de la ley. Cada voto, cada acuerdo..."
Alejandro Canales Sánchez
Campus Milenio Núm 207 [2007-01-11]
 

Así comienza la incesante campaña mediática del Senado, acompañada de una sucesión de imágenes y dulces acordes. Hace más de un mes los legisladores se estaban disputando a puntapiés la ocupación de la tribuna de la Cámara y el pasado 23 de diciembre aprobaron, casi por unanimidad, el paquete económico para 2007. El contraste es notable. El problema es que, contrario a lo que dicen sus promocionales, son negociaciones opacas, improvisadas y cimentadas más en los beneficios de las propias fuerzas políticas que en el bienestar social. El Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) para este año y especialmente el destinado a ciencia y tecnología lo ejemplifican.

En primer lugar está el rechazo de los diputados a reducir el financiamiento de los partidos políticos (en 2007 no habrá elecciones federales) y canalizar esa parte proporcional al presupuesto de ciencia y tecnología. La diputada Aída Marina Arvizu Rivas del Partido Alternativa Social Demócrata y Campesina, en la sesión del 14 de diciembre, presentó ante el pleno "un punto de acuerdo de obvia y urgente resolución", para reducir en 20 por ciento el presupuesto para los partidos y reasignar esos mismos recursos a ciencia y tecnología.

El razonamiento de la diputada Arvizu fue muy claro: en este año el financiamiento para los partidos políticos se incrementó cerca de 35 por ciento, respecto del año anterior, y de continuar tal tendencia en 2009 (año de elecciones intermedias) el monto será de poco de más 5 mil 400 millones de pesos. Por tanto, dijo la diputada, "los partidos políticos no podemos gastar tales cantidades de dinero en nuestra actividad, son injustificables".

Pero, incluso, la reducción propuesta todavía les dejaría un incremento de 15 por ciento respecto de 2006, muy superior al alcanzado por el gasto social. En tribuna, ningún representante de las fracciones parlamentarias manifestó su inconformidad. Todos en favor. Si acaso, los diputados Francisco Elizondo, del Verde Ecologista, y Raymundo Cárdenas, del Partido de la Revolución Democrática, de forma oblicua expresaron sus reservas.

A la hora de las votaciones, sin embargo, los diputados simplemente no votaron; y sonrientes constataron que el acuerdo no pasó. En segundo lugar está la aprobación del presupuesto para 2007. Ya se han señalado los errores cometidos en las negociaciones. Uno de los más serios es que los diputados renunciaron a su responsabilidad de distribuir específicamente los recursos del PEF y se la transfirieron a Hacienda; se contentaron con lograr cifras globales para los rubros que les preocupaban de manera especial, como los fondos adicionales para algunas entidades, los adultos mayores o para cultura.

Lo más grave es que a la fecha no se sabe si parte de las reasignaciones fueron hechas por los diputados o las hizo Hacienda. Por ejemplo, el Ejecutivo federal propuso destinar para ciencia y tecnología 29.7 mil millones de pesos y para Conacyt 9.3 mil millones de pesos. Ambas cifras ligeramente superiores a las aprobadas (no las ejercidas) para 2006. En el decreto del PEF de 2007 aparecen 32.5 y 9.3 mil millones de pesos, respectivamente (DOF, 28/12/06). Esto es, aunque Conacyt quedó igual, el presupuesto global para el sector obtuvo 2.7 mil millones de pesos más de lo originalmente propuesto y cerca de 2 mil millones de pesos más respecto del año pasado. No es ningún incremento sustantivo pero, ¿quién es el responsable?

El dictamen del PEF no se publicó en la Gaceta Parlamentaria, a pesar de que el estatuto de la Cámara indica que debe publicarse (artículo 30). La versión estenográfica de la sesión tampoco registró ninguna mención o debate al respecto. Ah, la magia de los acuerdos.

Llama la atención el rigor de los diputados para observar la normatividad de los incrementos en el financiamiento a partidos políticos, el presupuesto de la propias cámaras o el cálculo del precio del petróleo y la laxitud que tienen respecto de los montos que marca la ley para educación (articulo 25) y para ciencia y tecnología (artículo 9bis).

Tal vez es mucho pedir que los legisladores reduzcan las prerrogativas de las propias fuerzas políticas que representan, pero sí les podemos exigir que cumplan con su responsabilidad de diseñar (no sólo de analizar) y aprobar un presupuesto responsable. La baja en el precio del petróleo ya tiene en jaque el presupuesto para este año. Hacer bien su trabajo sería su mejor carta de presentación y no los machacones promocionales en los medios que resultan insultantes.


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