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Nayarit, ¿otra ciudad del conocimiento?
Alejandro Canales Sánchez
Campus Milenio Núm 369 [2010-05-20]
 

En Nayarit inició la construcción del Museo Interactivo de Ciencia y Tecnología Bicentenario. Por lo menos, simbólicamente, autoridades locales y federales colocaron un primer bloque de cemento de la obra. Tienen planes de construir una ciudad del conocimiento; por ahora es un proyecto, pero dicen que pronto estará lista. Difícil, muy difícil de convertirlo en realidad.

La primera vez que se habló de la construcción del museo y de la idea de construir una ciudad del conocimiento fue hace casi dos años, con motivo de la entrega del Premio Estatal a la Creatividad en Educación Básica. El incentivo principal de los planes estatales, como lo hemos comentado con anterioridad en este mismo espacio, eran los recursos provenientes de los Fondos Mixtos. En ese entonces, octubre de 2008, se dijo que el museo costaría alrededor de 100 millones de pesos y comenzaría con una aportación de 10 millones de pesos del Conacyt y otro tanto del gobierno estatal.

Los convenios para elaborar el plan maestro se firmaron en septiembre del año pasado. Las instituciones educativas involucradas son la Universidad Autónoma de Nayarit y el Instituto Tecnológico de Tepic, dos de los principales y casi únicos establecimientos públicos de educación superior en la entidad. En cuanto a las consultoras que participan, se trata de Innovación y Competitividad (Inncom) del Estado de Nuevo León, una compañía dedicada a modelos de innovación y que dirige Jaime Parada Ávila, ex director del Conacyt en el periodo de Vicente Fox; el Instituto Andaluz de Tecnología, un organismo español que diseña parques científicos y tecnológicos, y 2MGlobal, una empresa dedicada a la publicidad y mercadotecnia.

Según el plan maestro, la ciudad del conocimiento (C2N) que se proyecta tiene como misión ser “un espacio con condiciones de competitividad y sustentabilidad para instituciones y empresas basadas en la ciencia, la tecnología y la cultura”. En un espacio de 35 hectáreas, albergará y fomentará, dicen sus diseñadores, el desarrollo de empresas de capital humano y de productos y servicios, principalmente a partir de tecnologías de punta en materia de comunicación e información.

Tiene planeado incursionar en siete áreas de conocimientos muy variadas, aunque las denomina prioritarias: alimentos y biotecnología agroalimentaria; recursos naturales, agua y cambio climático; educación; salud y turismo especializado; desarrollo regional; tecnologías de información y telecomunicaciones, y minería. Una mezcla muy amplia de áreas y que, a diferencia de otros conglomerados, no convergen en una especialización.

La planeación de la ciudad del conocimiento nayarita, dicen sus diseñadores, atravesará tres fases. La primera fue la construcción del plan maestro. La segunda es el desarrollo de las primeras diez hectáreas con la instalación de seis instituciones residentes: el Museo Interactivo de Ciencia y Tecnología; un jardín botánico; un centro articulador de investigación en alimentos; una subsede de algún centro público de investigación del Conacyt; y el Instituto de Investigaciones Educativas. La tercera y última fase será el desarrollo de las restantes 25 hectáreas con diferentes instituciones educativas y empresas.

Hasta ahora, el museo es el único que parece avanzar en firme. En cuanto al probable Instituto de Investigaciones Educativas, todavía no es un hecho, aunque en septiembre del año pasado se protocolizó su acta constitutiva. Por cierto, el soporte del nuevo instituto no recaerá en escuelas nacionales, puesto que el convenio fue con la Universidad de Londres. Una vía que han seguido algunas instituciones educativas para alcanzar de forma expedita niveles de acreditación y certificación.

La ciudad del conocimiento nayarita, como se podrá apreciar, no está próxima, ni por el número de instituciones ni por los ritmos de construcción. Sin embargo, eso puede no ser lo más complicado. Lo difícil es lograr la instauración de tal ciudad cuando se tienen capacidades educativas, científicas y tecnológicas sumamente reducidas.

Nayarit es una entidad relativamente pequeña (ocupa el lugar 29 en densidad demográfica y el 23 en extensión territorial) y aunque no fue de las últimas en crear su Consejo de Ciencia y Tecnología (lo instauró en 2001), su actividad es limitada y de bajo presupuesto. Tiene dos instituciones de educación superior públicas, ningún centro público de investigación y sólo dos programas de posgrados acreditados en el Padrón Nacional de Posgrados de Calidad. Es la entidad con el menor número de miembros en el SNI y junto con Guerrero son los estados con la menor productividad científica. Así, difícil, muy difícil, edificar una ciudad del conocimiento.

Posdata

Me preguntan si no me pareció relevante el pasado Primer Congreso del SNI. Sin duda lo fue, sobre todo por las apresuradas condiciones en que se planeó, pero más relevante será en qué culminarán las aportaciones que se recibieron.


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