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La participación de las mujeres en la ciencia
Alejandro Canales Sánchez
Campus Milenio Núm 204 [2006-12-07]
 

Las mujeres son una minoría en el mundo de la investigación "especialmente en los países industrializados", existen grandes diferencias entre regiones y aunque existen limitaciones en la información disponible, se advierte claramente el problema y la necesidad de atender esta dimensión para el desarrollo científico y tecnológico. Los datos provienen del boletín más reciente del instituto de estadística de la Organización para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) que se dedica a explorar la participación de la mujer en la investigación y en la educación superior (UIS Bulletin on Science and Technology Satatistics Issue No. 3. November 2006).

Las estimaciones de UNESCO destacan que, a nivel mundial, la proporción de mujeres en la investigación representan una cuarta parte del total. No obstante, el cálculo puede no ser muy exacto, debido a la falta de información de muchos países, incluyendo aquellos que tienen una alta proporción de investigadores, como Australia, Canadá, Estados Unidos, China, Reino Unido o México. Lo curioso es que en este último país, los indicadores que publica anualmente el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) sí hacen la diferenciación por sexo del Acervo de Recursos Humanos en Ciencia y Tecnología (53.5 por ciento hombres y 46.5 por ciento mujeres) y también del Sistema Nacional de Investigadores (69.5 por ciento hombres y 30.5 por ciento mujeres). Sin embargo, cabe advertir que en el primer caso las cifras absolutas representan un volumen de más de 8 millones de personas y en el segundo apenas sobrepasan las 12 mil. Es probable que los datos que reporta Conacyt no sean comparables internacionalmente y por ello UNESCO no los incluye.

Si se considera el casi centenar de países para los que sí existe información: en 34 las mujeres representan menos del 30 por ciento del total del personal en investigación, en otros 69 países la proporción es poco menos de 45 por ciento y solamente en 17 se ha alcanzado cierta paridad entre hombres y mujeres. En este último caso están algunos países de Europa del Este como Bielorrusia, Bulgaria o Macedonia, y algunos latinoamericanos como Argentina, Brasil, Uruguay y Venezuela.

En casi la mitad de los países de América Latina, los hombres predominan de forma moderada en el número de personas dedicadas a investigación. No obstante, en aquellos países con comunidades relativamente pequeñas de investigadores el predominio de los hombres es de alrededor del 70 por ciento, como serían los casos de Chile, Colombia, Ecuador, Honduras, El Salvador o las Islas Vírgenes.

Es el mismo caso en Europa -con excepción de los países del Este ya mencionados y otros del Sur-, donde el porcentaje promedio de hombres es de alrededor del 68 por ciento. El porcentaje también es similar en el caso de África y solamente Cabo Verde reporta cierta paridad.

De acuerdo al boletín de UNESCO, una de las explicaciones de por qué existen menos mujeres desempeñándose en investigación se debe a que, en comparación con los hombres, es menos probable que sean contratadas en el sector privado de la investigación y el desarrollo experimental. Al menos, así lo muestran las cifras de países de altos ingresos en donde las empresas representan un volumen importante del mercado laboral de la investigación y los hombres tienen un mayor porcentaje de participación. Por el contrario, en el sector público, las mujeres pueden tener una mayor participación.

Sin embargo, como también lo advierte UNESCO, otra parte de las explicaciones derivan de los flujos de graduados y la orientación de la matrícula en la educación superior. En este terreno, si se observa la matrícula de la licenciatura y el posgrado, solamente alrededor de un tercio de países presentan una proporción de matrícula más o menos equivalente de hombres y mujeres. Pero ésta desciende fuertemente si solamente se considera la matrícula de las ingenierías y las ciencias naturales, en cuyo caso es notable el predominio de los hombres. Además, el porcentaje es más elevado conforme más alto es el nivel de especialización de los estudios o el grado escolar alcanzado.

Obviamente, como lo han documentado los estudios con perspectiva de género, existen una serie de factores asociados a las limitaciones de acceso, continuidad y logro en las carreras académicas y de investigación de las mujeres. En particular, se ha destacado el trato discriminatorio, expresado en las condiciones laborales, las formas de reclutamiento, los estereotipos que prevalecen en el terreno de la ciencia, la adjudicación de posiciones de bajo nivel o los obstáculos que tienen que sortear para alcanzar sus propósitos.

En las últimas décadas la proporción de mujeres en el ámbito académico y científico se ha incrementado. Sin embargo, es una presencia todavía insuficiente y, como lo muestra los datos de UNESCO y otras publicaciones, hace falta mayor información y más precisión para comprender el problema.


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