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UNAM 100: con la "n" de Nacional
Humberto Muñoz García
Campus Milenio Núm 383 [2010-09-02]
 

Creada la Universidad Nacional de México (UNM) en 1910, gracias a los esfuerzos de Justo Sierra, la “n” de Nacional ha tenido varios significados. Aquello que decía Sierra en su discurso inaugural: “la universidad está encargada de la educación nacional en sus medios superiores e ideales”. Pero más allá, la UNM desde su inicio, y durante buena parte del siglo XX, ha sido la “constructora del Estado nacional”. Más todavía, la “n” de Nacional ha tenido que ver con la producción de la sociedad. La hoy UNAM, pese a sus avatares, entre 1910 y 1921, en 1929, en 1933 y en 1944-45, ha sido la institución que ha dado posibilidades de realización al proyecto nacional, es una institución que le ha permitido a la mexicanidad ser ella misma, proyectarse culturalmente al mundo. La UNAM tiene un carácter nacional porque es la universidad de todos los mexicanos (estoy citando al rector De la Fuente), porque es el proyecto cultural más importante de los mexicanos en el siglo XX (estoy citando al rector Sarukhán). La UNAM es uno de los impulsos civilizatorios más relevantes de nuestro pueblo, es una expresión de voluntad unitaria bajo el símbolo de la nación.

La nación entendida como un ámbito jurídico-político de un Estado, titular de la soberanía, que por medio del derecho se organiza mediante normas fundamentales. La nación otorga un sentido cultural a las personas que integran una sociedad, que se distingue de otras sociedades, por cuanto sus miembros comparten características comunes, como las tradiciones, los valores, la historia y una misma lengua, para decirlo en términos generales. La nación genera identidad entre sus miembros que se reconocen como pertenecientes a ella. La nación está asentada en un territorio, en el cual funcionan instituciones de y para toda la nación, siendo las educativas, como la UNAM, parte fundamental de ella, porque generan conocimiento, pero también porque forman seres humanos a quienes les entregan cultura e identidad.

La UNAM es Nacional no sólo porque está vinculada al Estado-nación, porque jurídicamente es parte de él. Lo nacional, en este caso, implica un pasado, una historia de cambios, en la educación y en el poder político, quiere decir en las relaciones del Estado con la UNAM, tan variables en el tiempo, como se ha ilustrado en varios estudios. La “n” tiene que ver con la existencia de un pacto entre la universidad y el Estado, para que la universidad tenga ese carácter.

Lo Nacional de la UNAM, me parece, se relaciona con algo que aflora desde su inauguración hace 100 años, cuando Sierra decía que la institución había renacido para estudiar todos los fenómenos sui géneris de la sociedad y el territorio nacionales. Y como tales fenómenos cabían en la cuadrícula de las ciencias, Sierra les hacía un llamado para mexicanizarse. La acción educadora de la universidad resulta de su actividad científica. Y cito: “realizando esta obra inmensa de cultura y atracción de todas las energías de la República, aptas para la labor científica es como nuestra institución universitaria merecerá el epíteto de Nacional que el legislador le ha dado”. La investigación de los grandes problemas del país y la contribución a sus soluciones nos dan el carácter nacional en nuestra sigla. En otra parte de su discurso, Sierra remata con algo así como lo siguiente: “el interés de la ciencia y el interés de la patria deben sumarse en todo estudiante mexicano”. Afirmativo, la UNAM tiene interés en la patria, desde entonces hasta ahora.

La “n” de Nacional, además, tiene que ver con el carácter público de la universidad. Lo público, que aplicado al campo universitario admite varios significados. Aquí voy a tomar la noción desde el ángulo en el cual la institución produce bienes públicos para la sociedad, bienes que sirven al interés de todos, que contribuyen al bienestar colectivo. Formar médicos, ingenieros, arquitectos, abogados, filósofos, matemáticos, astrónomos, sociólogos, entre otros, es formar personas que satisfacen cuestiones de primera importancia para el bienestar y la cultura de la sociedad. Producir ciencia básica y aplicada sirve para que la economía crezca y para conducir de mejor forma las actividades de gobierno.

Es reconocido por escritores, ensayistas y politólogos que la inteligencia mexicana, la que se acercó al poder, la que aconsejó, la que criticó, la que se volvió líder de movimientos sociales y partidos políticos, del oficial y de los de oposición (el PAN lo formó alguien que fue nuestro rector, el PPS lo fundó el universitario Lombardo), la inteligencia que ha servido para hacer leyes y proyectos de leyes, planes de gobierno, tareas educativas, puentes, hospitales, bancos, la que ha escrito los discursos de los presidentes, la literatura, la poesía y la historia de México ha tenido que ver directamente con la UNAM. Dijo Carlos Fuentes una vez que México no se entiende sin la UNAM. Por eso, también somos nacionales.

Para no extenderme más, cierro con los siguientes puntos. En este momento, la “n” de Nacional nos sirve para darnos la posibilidad de generar conocimiento y cultura para cohesionar lo diferente en la sociedad. La universidad produce modelos culturales que soportan el devenir de la sociedad. La cultura democrática es uno de ellos. En la democracia, con tantas demandas educativas, la “n” de Nacional dota de poder a la universidad para sus intercambios fuera del campus, es un símbolo y una práctica para poder extenderse en el territorio tanto como el país se lo exija. En la globalización, la “n” de la UNAM está en la educación virtual, la “n” adquiere sentido para que lo nacional refleje y se refleje en lo universal. Y una parte de este reflejo lo conseguimos por medio de las humanidades y siendo la casa editorial más importante de México.


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