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Los académicos
Humberto Muñoz García
Campus Milenio Núm 388 [2010-10-07]
 

Tener en la mira a los académicos, sus características y condiciones laborales, es de fundamental importancia para el futuro de las universidades, de la educación superior en el país. Los académicos, en los tiempos de la globalización, las tecnologías de la información y la comunicación, en la etapa tan difícil que vive el país, tienen una relevancia especial. Son ellos los creadores y transmisores del conocimiento científico, tan extraordinariamente necesario en la sociedad de hoy, los formadores de los recursos humanos más altamente calificados. Sin buenos académicos, las instituciones no pueden cumplir su compromiso social, no logran ser exitosas.

Sin instituciones educativas de calidad, ningún país puede progresar. Son las que brindan las condiciones para que los académicos puedan desplegar su quehacer. Los académicos mejor evaluados desempeñan sus tareas en buenas instituciones. Esta proposición está fundada empíricamente aquí, allá y acullá. La falta de financiamiento, de cubículos para que los profesores de tiempo completo atiendan a sus estudiantes, la precariedad del trabajo, la carencia de instrumentos, equipos y bibliotecas, las tantas presiones, exigencias, que las burocracias le hacen a los académicos, militan en contra de que puedan cumplir con la responsabilidad de hacer bien su labor. La flexibilización del trabajo en las universidades, privadas y públicas, está castigando a los profesores e investigadores que ingresan a la academia, en materia salarial y de seguridad en el empleo.

Voy a hacer una descripción breve del personal académico del país usando algunos datos disponibles, porque la realidad que reflejan muestra la necesidad de pensar en mecanismos políticos que hagan avanzar a las instituciones, particularmente a las más atrasadas en sus capacidades de investigación, y porque la ampliación de la cobertura va a requerir una nueva expansión de académicos.

¿Sabemos cuántos somos? En el reciente informe presidencial se anota una cifra preliminar para el ciclo 2009-2010 de 309 mil 952 “maestros del sistema educativo escolarizado” en el nivel superior. Entre 1985 y 2010, la población de académicos en el país casi se ha triplicado. De acuerdo con estos datos, el número de académicos ha crecido anualmente más en esta administración que en periodos anteriores. Se ha registrado un esfuerzo importante.

En la licenciatura universitaria y tecnológica, el informe registra 255 mil 988 “maestros”. Sesenta por ciento está en el sector público. El complemento demuestra la importancia laboral que hoy tienen los establecimientos privados, dentro de los cuales hay una gran heterogeneidad en cuanto a condiciones y prestaciones laborales. En el posgrado, la proporción de profesores en las escuelas particulares es prácticamente el mismo que en licenciatura.

De acuerdo con el Estudio Comparativo de las Universidades Mexicanas (ECUM), el número de nombramientos de académicos contratados por horas representaba 66.2 por ciento del total de nombramientos en el país en 2005. Entre las 58 universidades sobre las que se enfoca el estudio, 11 cuentan con más de mil nombramientos de tiempo completo. Este conjunto, que contiene, entre otras, a la UNAM, el IPN, la UAM, la U de G, la UANL y el ITESM, suma 52 por ciento de dichos nombramientos.

El estudio citado registra que en 2008 había un total de 14 mil 681 investigadores nacionales, una proporción pequeña del total de académicos en el país y una fracción aproximada a un quinto de los académicos de tiempo completo. Y, como se sabe, los miembros del SNI están divididos por nivel del 1 al 3 y los candidatos a investigador. El número de personas en el Sistema disminuye a medida que aumenta el nivel, lo mismo que su crecimiento. Las cinco instituciones públicas mencionadas en el párrafo anterior concentran casi cuatro de cada diez investigadores nacionales y seis de cada diez en el nivel más alto. Son instituciones que tienen una infraestructura de investigación muy desarrollada en todos los campos del conocimiento. Por áreas disciplinarias, los desarrollos son desiguales entre las instituciones y regiones del país.

En las entidades federativas, los profesores de tiempo completo que cuentan con el doctorado, quienes tienen condiciones de ser miembros del SNI, representan cifras muy dispares. En las universidades públicas estatales el promedio de los tiempos completos con doctorado alcanza 30 por ciento (cifras de 2009). Pero las diferencias institucionales son muy grandes, pues van de 68.1 a 5 por ciento. Las 37 instituciones que se registran aumentaron la proporción de esta categoría académica entre 2002 y 2009, pero 19 están todavía por debajo del promedio (SEP).

Las cifras presentadas se han alcanzado por medio de un cambio que ha modificado la naturaleza de las instituciones y del trabajo académico. Los recursos públicos se asignan en una proporción significativa a las instituciones de educación superior mediante concurso en siete fondos extraordinarios. Hay competencia, pero las instituciones no gozan de capacidades iguales para competir.

Además de la competencia por estos fondos, hay una decena de organismos que hacen evaluación de las instituciones, de los programas, de los académicos y de los estudiantes, cada uno de los cuales opera y contribuye a monetarizar la educación. Es fundamental poner a discusión si lo que existe es adecuado y cómo hacer las cosas de otro modo, para que los académicos puedan desplegar toda su energía intelectual, sin tensiones, angustias, estrés y sin estar persiguiendo los puntos, dejando atrás la simulación a la que ha llevado este sistema impuesto. La existencia de tantas instancias, reglas e instrumentos no sólo produce confusión, sino también consecuencias negativas en la toma de decisiones institucionales y personales.

En fin, las divisiones de los académicos que se reflejan en las cifras y las lógicas políticas que multiplican las evaluaciones, son más que ilustrativas de la necesidad de aplicar nuevos enfoques y nuevas políticas para que tengamos una mejor educación superior pública.


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