Este año se conmemora y celebra el primer centenario de la Escuela Libre de Derecho. Fue fundada el 24 de julio de 1912 como resultado del conflicto de estudiantes y profesores en contra de las reformas impulsadas por don Luis Cabrera, director de la Escuela Nacional de Jurisprudencia (ENJ).
Tras un largo periodo al frente de la ENJ (1903-1911), Pablo Macedo, ilustre abogado y colaborador del equipo científico de Porfirio Díaz, se vio obligado a dejar el cargo cuando el dictador renunció a la presidencia de la República. Fue sucedido varios directores interinos: Julio García, Pedro Lascurain y Luis Cabrera, quien tomó posesión el 20 de abril de 1912. La designación de Cabrera fue apoyada, principalmente, por el vicepresidente José María Pino Suárez, y se explica por el respaldo que brindó Cabrera, desde su trinchera periodística, a la causa de Madero. En ese momento, la mayor parte del cuerpo docente y estudiantil de la ENJ se inclinaba por una opción diferente, la de Jorge Vera Estañol, remplazo de Justo Sierra al frente de la Secretaría de Instrucción Pública en 1911.
A diferencia de sus antecesores, Cabrera decidió llevar a cabo, desde el inicio de su mandato, una reforma integral del régimen académico y disciplinario de la escuela. Propuso un cambio del plan de estudios que enfatizaba la incorporación al currículum de abogado varias disciplinas del área de ciencias sociales, así como la restitución de las cátedras de derecho romano. También se incorporaron nuevos libros de texto de consulta obligatoria, y se determinó la aplicación de los criterios de evaluación de estudiantes aprobados desde 1908, pero que no habían surtido efecto por diversas razones. Tales criterios serían causa de la huelga de junio-julio de 1912: en vez del examen oral de fin de curso, los estudiantes deberían ser examinados, en forma verbal o escrita, cada dos meses.
Si bien el tema de la evaluación fue el factor que detonó la huelga, tanto las reformas académicas, como el propio nombramiento de Cabrera en lugar de Vera, habían generado un clima de malestar generalizado, lo que explica el apoyo que brindaron no pocos profesores a las demandas de los estudiantes. Bajo el liderazgo de Ezequiel Padilla, los alumnos llevaron cabo manifestaciones de protesta, inmediatamente seguidas de la exigencia de renuncia del director Cabrera.
El titular de la ENJ remitió a Pino Suárez, que además de vicepresidente fungía como ministro de Instrucción Pública de Madero, una lista de estudiantes involucrados en la movilización. Pino Suárez autorizó su expulsión inmediata, lo que no hizo sino avivar el conflicto. Tomaron entonces los estudiantes una decisión tan arriesgada como creativa: establecer, con los medios a su alcance, una escuela libre de derecho. Independiente de los poderes públicos, de los partidos y también de la Universidad Nacional. Decidieron también convocar a profesores simpatizantes y a renombrados abogados para formar el cuerpo docente de la institución, e invitar a los estudiantes que no habían sido expulsados a cancelar sus matrículas de reinscripción para incorporarse a la nueva institución.
En esas condiciones, recibieron los huelguistas dos apoyos clave: Primero, David Bernard, presidente del Casino de Estudiantes, ofreció la instalación para que en ella se ubicara la escuela. Segundo, el compromiso de varios académicos de formar parte del profesorado. Para el 13 de julio, un par de semanas después de la decisión de crear la institución, se contaba ya con la nómina inicial de docentes: Antonio Caso, Ignacio Bravo Betancourt, Luciano Wieckers, Rafael Ortega, Luis Elguero, Carlos Díaz Dufóo, Pedro S. de Azcué, Agustín Rodríguez, Pedro S. de Azcué, Miguel S. Macedo, José N. Macías, Francisco L. de la Barrera, Jorge Vera Estañol, Adolfo Valles, José María Lozano, Emilio Rabasa, Eduardo Pallares, Demetrio Sodi.
Pero el punto que abrió la oportunidad de seguir adelante fue la entrevista de los huelguistas con el presidente Madero. Tuvo lugar el 4 de julio y en ella participaron como oradores, además de Padilla, Manuel Herrera Lasso y Vicente MacGregor. Según reportó la prensa, Madero rechazó la demanda de renuncia de Cabrera, conminó a los estudiantes a terminar el conflicto, pero, lo más importante, “dijo que vería con gusto que dicha Escuela se estableciera; porque significaría la fuerza de los estudiantes, su virilidad y su patriotismo; pero que siempre exhortaba a los estudiantes que calmaran sus ánimos…” (El Tiempo, 6 de julio de 1912, pág. 6).
Aunque el visto bueno presidencial era relativo, bastó para amainar los temores de los indecisos. Se encargó a Emilio Rabasa que elaborase el reglamento provisional de la escuela, así como una declaración de principios. En ésta se determinan los siguientes principios orientadores: “independencia respecto al poder público, ajena a todo fin político o credo religioso, admisión amplia en los cursos como consecuencia del título de la institución connota y de la repugnancia a todo exclusivismo de escuelas o de credos; autonomía de la institución por medio de la autonomía de su gobierno.” (El Diario, 15 de agosto de 1912, pág. 5).
Así comenzaron las cosas. Por cierto, no es Felipe Calderón Hinojosa el único egresado de la Libre de Derecho que ha alcanzado la primera magistratura. El primero fue Emilio Portes Gil: huelguista, integrante de la primera generación, y presidente de México de 1928 a 1930. Portes Gil, no sobra recordarlo, sancionó en 1929 la autonomía de la Universidad Nacional.