El 18 de mayo, en la XXIX Reunión Ordinaria del Consejo de Universidades Públicas e Instituciones Afines (CUPIA), el subsecretario de Educción Superior, Rodolfo Tuirán, "urgió la creación del Consejo Nacional para la Planeación y la Coordinación de la Educación Superior, que deberá estar integrado por dependencias del Gobierno Federal, autoridades educativas estatales, el CONACYT, legisladores e instituciones de Educación Superior, así como por organismos civiles y del sector privado" (Boletín SEP, 18 de mayo).
Tomada en abstracto, la fórmula no sólo parece adecuada sino, en efecto, una medida urgente para compensar el déficit de coordinación que padece el sistema de educación superior del país. No obstante, vale la pena acercar la mirada sobre la experiencia, logros y limitaciones de la anterior Coordinación Nacional para la Planeación de la Educación Superior (CONPES), organismo creado en 1978 como parte culminante del Sistema Nacional de Planeación Permanente de la Educación Superior (SINAPPES).
En noviembre de ese año, la XVIII Asamblea General de la ANUIES aprobó los resultados de la mesa de trabajo SEP-ANUIES en torno al Plan Nacional de Educación Superior. Lo más destacado, la iniciativa de constituir el SINAPPES a través de un conjunto de órganos: la ya mencionada CONPES, cuyo secretariado conjunto se integraría por representantes de SEP y ANUIES, los Consejos Regionales de Planeación (CORPES), las Comisiones Estatales (COEPES), y las Unidades Institucionales de Planeación (UIP). En el curso de 1979 y 1980 se instalaron e iniciaron funciones dichos organismos.
La trayectoria de los órganos del SINAPPES es interesante, aunque su desglose excede el espacio de esta columna. Baste decir que la CONPES operó, en distintas etapas, como un catalizador de las políticas gubernamentales para implantar mecanismos de evaluación en las IES. Primero la CONAEVA, y más tarde los CIEES y el COPAES fueron creados a través de ésta. Los Consejos Regionales tuvieron vida efímera, mientras que el desempeño de las COEPES puede juzgarse como heterogéneo. Sin duda hay COEPES que cumplen funciones de articulación y regulación relevantes en el contexto estatal correspondiente.
Las UIP dieron lugar a perfiles institucionales de estudiantes y académicos, a estudios sobre trayectoria y logro escolar, así como a la experimentación de modelos de planeación, sentando bases para posteriores ejercicios de esa naturaleza como los plasmados en los programas integrales de fortalecimiento institucional (PIFI). Si bien las UIP ya no operan con esa denominación, su estructura generó los modernos departamentos o secretarías de planeación que funcionan en la mayoría de las universidades públicas.
A pesar de sus logros, el modelo del SINAPPES se aprecia como agotado. Por ejemplo, en el Programa Nacional de Educación 2001-2006 se afirma: "La CONPES ha tenido un funcionamiento irregular y las instancias estatales de planeación, que deberían ser espacios estratégicos para el desarrollo de la educación superior en los estados, siguen sin consolidarse y no han operado de manera regular. Además, la estructura del SINAPPES resulta insuficiente ante las nuevas condiciones que afronta la educación superior" (PRONAE, pág. 197).
En La política educativa y la educación superior en México. 1995-2006: un balance, libro coordinado por Julio Rubio Oca, anterior subsecretario de Educación Superior, se reitera: "Las decisiones que se adoptan son cada vez más el resultado de un proceso de discusión y análisis compartido entre las autoridades de la federación y de los estados. Esto ha dado lugar a que la CONPES, por su composición, no encuentre actualmente un espacio y una agenda (...) Por ello no ha sido convocada a sesionar desde finales de 2000" (pág. 213).
Junto con el factor mencionado por el doctor Rubio Oca, hay otros elementos que explican el ocaso de la CONPES. El primero es de origen. Sorprendentemente, el SINAPPES no fue incorporado como tal a la Ley para la Coordinación de la Educación Superior, a pesar de que ésta fue emitida casi simultáneamente con la aprobación del Sistema. La debilidad legal del SINAPPES, y por lo tanto de la CONPES, hizo de ésta un órgano sujeto a los vaivenes de la concertación SEP-ANUIES. Al cabo, la SEP terminó controlando la agenda de planeación mediante los PIFI.
No menos importante, el desarrollo del Consejo Nacional de Autoridades Educativas (CONADU), creado en 2004, el cual ha manifestado interés en varios temas de planeación de la educación superior del país, tales como el desarrollo de la modalidad tecnológica, la problemática de las escuelas normales, y los requisitos para el otorgamiento del RVOE.
¿Cómo evitar que un organismo como el consejo nacional propuesto tenga un enfoque centralista? ¿Cómo integrar un órgano de tal naturaleza sin caer en la macrocefalia? ¿Cómo llegar a decisiones vinculantes entre instituciones que poseen facultades soberanas, autónomas, o dependientes, según el caso? ¿Qué sustento legal se piensa dar al órgano para evitar fricción con atribuciones de las instancias competentes en la materia? ¿Está previsto firmar el acta de defunción de la CONPES e integrar las COEPES al nuevo consejo?
Ahora bien, si el consejo se reduce a funciones de consulta y concertación, las decisiones importantes se seguirán tomando en donde se toman.