La primera asamblea general del movimiento #YoSoy132, celebrada en la Ciudad Universitaria de la UNAM el 30 de mayo, cumplió cabalmente el propósito de fincar un primer mecanismo de articulación de la movilización estudiantil, hasta ese momento distribuida en las redes sociales y con expresión en plantones y marchas. En esa ocasión pasaron lista de presente más de cincuenta instituciones a través de voceros y representantes electos en asambleas locales.
A pesar de que, en sus orígenes, la agenda del movimiento se concentraba en un punto focal, la democratización de la comunicación pública del país, la fórmula de discusión elegida para el desarrollo de la primera asamblea -quince mesas temáticas de trabajo- tendría el efecto de abrir y dispersar tanto los intereses y demandas del movimiento, como también las tareas a desarrollar en el futuro inmediato.
La asamblea inició a la una de la tarde y se prolongó hasta el anochecer. El movimiento no emitió un comunicado con los resolutivos, aunque parte de ellos trascendieron a la prensa de ese y el siguiente día. En total las mesas concluyeron con más de doscientos puntos que sugerían adoptase el movimiento. Algunos competen a la organización como tal, otros a la comunicación y publicidad del movimiento, y el resto alude a una auténtica multitud de propósitos, exigencias y demandas.
La mesa cuatro, encargada de la organización del movimiento, y reservada sólo a voceros acreditados, fue la que despertó más interés tanto de los medios de comunicación como de los participantes en la reunión. No menos relevante, la mesa dos, avocada a la definición de la postura y posición política del movimiento. Sobre la organización se optó por preservar la incipiente estructura que ofrecía la Coordinadora Interuniversitaria, procurando ampliar su composición, y conminando a los voceros a pronunciarse en torno a fórmulas de organización que garantizaran el carácter democrático del movimiento. Se quedó que en la siguiente reunión, programada para el 5 de junio, en la Facultad de Arquitectura de la UNAM, se revisarían propuestas.
Sobre el perfil político del movimiento se acordó mantener su carácter independiente, alejado de los partidos políticos, aunque, también, se ratificó la postura contraria a la candidatura de Enrique Peña Nieto. En el resolutivo se afirma: “No es odio ni intolerancia contra su nombre, sino hartazgo e indignación ante lo que representa.”
Se concluyó esa primera asamblea con el resolutivo de procesar los acuerdos alcanzados al seno de las asambleas de las instituciones para proceder, en la cita del 5 de junio, a su ratificación. Ese día, de nueva cuenta en instalaciones de la UNAM, acudieron voceros de diversas universidades y escuelas. Esta vez, más de noventa instituciones fueron representadas. Contra lo esperado, la segunda asamblea no alcanzó acuerdos contundentes ni sobre el perfil político del movimiento, ni tampoco en torno a un pliego petitorio unificado. Se mantuvieron múltiples temas como objetivos a alcanzar en la movilización, aunque se lograron algunos acuerdos trascendentes.
Los candidatos a debate: tres de cuatro
El más importante acuerdo de la segunda asamblea fue convocar a un “debate de carácter urgente entre los candidatos presidenciales cuyo formato y moderador sea formulado por académicos en un lugar neutral. Exigimos la cobertura pertinente de los medios.” En el momento de la segunda asamblea este no era sino uno más de las decenas de resolutivos que integraron la minuta correspondiente. No obstante, al día siguiente, 6 de junio, estudiantes del núcleo original del movimiento, colocaron en YouTube un video en el que invitaban a los candidatos presidenciales a sostener un debate con la organización y de cara al público.
El mismo día, en el programa de radio matutino de Carmen Aristegui, en MVS radio, los coordinadores de campaña de los partidos emitieron una respuesta, sujeta a ratificación por los candidatos. Tres de ellos expresaron su beneplácito a la propuesta, en cambio el representante del PRI, Luis Videgaray manifestó “Los respetamos, pero creo que una convocatoria de un movimiento anti Enrique Peña Nieto para un debate pone en duda el equilibrio y parcialidad de la convocatoria.” Esta postura se mantuvo posteriormente.
Aunque la iniciativa del video con invitación salió del formato de toma de decisiones pergeñado por el movimiento, es decir que no se consultó en asambleas, el hecho es que se fundamentaba en un acuerdo tomado por mayoría y, lo más importante, fue un auténtico golpe de timón que cambiaría la ruta que entrampaba, en ese momento, los potenciales avances de la movilización. De nueva cuenta, #YoSoy132, tenía un punto de alto contenido mediático que habría de recuperar una visibilidad y coherencia que amenazaba con diluirse en medio de interminables debates sobre fórmulas de organización, alianzas políticas, y temas a tratar por el movimiento.
Después de la asamblea de Arquitectura habría de venir dos más: una en la Universidad Iberoamericana, el 11 de junio, y otra más, de carácter extraordinario, al día siguiente en las instalaciones del IPN. La junta en la Ibero alcanzó pocos resultados, aunque en ella se ventilaron prácticamente todos los retos de organización y logística del movimiento. La del IPN, en cambio, fue útil para fijar una hoja de ruta en el periodo previo a la elección presidencial. De cualquier modo, el debate de los candidatos concentraría la atención en la semana siguiente. Se eligió como sede la Comisión de Derechos del DF, y se ratificó la fecha del martes 19 de junio para su realización.