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La UACM, al borde del desastre.Cuarta parte
Roberto Rodríguez Gómez
Campus Milenio Núm. 487 [2012-11-15]
 

En abril de 2011, una vez que la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF) determinó, en aras de la autonomía universitaria, cancelar la iniciativa de modificación del Estatuto General Orgánico de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, el conflicto que enfrentaba a las comunidades de la universidad con los poderes públicos de la Ciudad de México se trasladó del ámbito externo al interior del campus.

A ello contribuyó, en gran medida, el posicionamiento asumido por la rectoría universitaria al descalificar el desempeño académico de la institución en su primera década de existencia, así como la difusión del documento oficial de diagnóstico titulado “Evaluación del desempeño académico de la UACM y de los estudiantes de la UACM inscritos de 2001 a 2009 y sus avances a marzo de 2011”.

El 11 de abril de 2011, en la sexta sesión extraordinaria del Consejo Universitario (CU) el órgano colegiado se pronunció en el sentido de reprobar las críticas que la rectora Esther Orozco había manifestado sobre la institución. La sesión, celebrada en el plantel Casa Libertad, Iztapalapa, se prolongó más de ocho horas. El consejo aprobó, entre otros acuerdos, “rechazar contundentemente los comunicados emitidos por la Rectora, Esther Orozco, así como todas aquellas declaraciones a título personal que en los últimos días han dañado la imagen pública de la Universidad. Estos comentarios han generado, en la comunidad universitaria, un clima de polarización y descontento que no hace justicia a sus logros ni favorece a los fines de nuestra casa de estudios” (Acuerdos de la Sexta Sesión Extraordinaria del Consejo Universitario de la UACM).

La rectora Orozco estuvo presente en toda la sesión del CU. A su término de la misma manifestó al pleno que acataría desde luego las resoluciones aprobadas, y añadió la siguiente disculpa: “Lamento que esa publicación haya causado este tipo de heridas. Realmente me duele, me consterna, porque no pensé en eso. No encuentro, y eso tiene que ser mi falta de visión política, cómo pude herirlos y lastimarlos”.

El pronunciamiento del CU, máxima autoridad de la Universidad, animó las actividades que la oposición a la rectora Orozco había iniciado en la coyuntura. Muy pronto los estudiantes, académicos y el sindicato de trabajadores de la UACM, que se oponían a la rectoría, convergieron en torno a la demanda de destitución de la rectora. Suponía que la demanda podía ser procesada por la vía institucional, a través del CU, toda vez que éste se había manifestado adverso a la postura de rectoría en el conflicto.

La oposición consiguió reunir más de tres mil firmas de estudiantes, académicos y empleados que se pronunciaban a favor de la “revocación de mandato” de la rectora. Además se integró un expediente con documentos que buscaban probar la comisión de diversas faltas a la normativa de la institución que, en su caso, justificarían la correspondiente remoción a cargo del CU. Ambos elementos, las firmas y el expediente, se hicieron llegar al CU.

La reacción de rectoría ante la estrategia opositora fue también muy clara. A finales de abril declaró: “No me he planteado renunciar, estoy firme con el grupo de académicos y estudiantes que quieren hacer equipo y trabajar con la universidad. Mi compromiso fundamental es con la UACM. No renunciaré, y si se diera el caso de que algún grupo quisiera obligarme, usaré todos los medios a mi alcance, el consenso, los medios legales. De aquí me voy en 2014.” (Milenio, 30 de abril de 2011, nota de Nayeli Roldán).

Advertida de las posibilidades del conflicto, rectoría apoyó la configuración de un grupo de académicos y estudiantes, denominado “Otras voces”, que se manifestaría en apoyo a la institucionalidad universitaria y favorable a la gestión de la rectora. El grupo entregó al CU un expediente para que fuera considerado junto al de la oposición. Rectoría obtuvo ventajas adicionales dentro del órgano colegiado. Por razones normativas y de procedimiento el dictamen debía apoyarse en la opinión calificada de la Contraloría Interna, instancia dentro del círculo de confianza de la autoridad.

El diagnóstico elaborado por rectoría no fue bien recibido ni en la comunidad universitaria, ni en el circuito de académicos especialistas, ni en la comisión educativa de la ALDF. Por varias razones, ante todo porque enfatizaba las deficiencias de la institución sin el debido contrapeso de logros o avances. Pero también por la impresionante debilidad metodológica del análisis y la opacidad de los datos básicos.

En mayo el órgano legislativo del Distrito Federal citó a la rectora Orozco para que explicara ante los asambleístas el contenido del diagnóstico. La titular de la UACM decidió no acudir a la cita argumentando que el Consejo Universitario aún no se había pronunciado sobre el documento y que, por lo tanto, no autorizaría tal comparecencia.

Esta fase del conflicto terminó en agosto de 2011, cuando en sesión extraordinaria el pleno del CU, considerando principalmente el dictamen de la Contraloría Interna, desechó por mayoría de votos la solicitud de revocación del cargo. La acusación principal, haber lesionado el prestigio de la UACM, era desestimada en el dictamen del órgano contralor, porque, según constaba en los documentos aportados por “Otras voces”, no todos los integrantes de la comunidad estaban en contra de las expresiones de la rectora.

Saldo al segundo semestre de 2011: desgaste institucional pero una nueva oportunidad para dejar atrás el conflicto. Oportunidad, sin embargo, lamentablemente desaprovechada.


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