Paradoja: comenzar evaluando lo que se aprende, terminar enseñando lo que se evalúa. El fenómeno, conocido en la bibliografía especializada como teaching to the test, suele ocurrir cuando la aplicación de pruebas estandarizadas tiende a ocupar el espacio para registrar los avances de las políticas educativas, el desempeño docente general e individual, y el grado de aprovechamiento de los estudiantes en los distintos grados y niveles educativos.
Cuando, además de ello, los resultados en las pruebas se utilizan para distribuir recursos, lo que se conoce como "alto impacto", son elevados los riesgos de enfocar la enseñanza y el aprendizaje al logro de resultados favorables, así como manipular las aplicaciones para evitar, por ejemplo, que los estudiantes de menor rendimiento se presenten. Tampoco es irrelevante el riesgo de modificar el grado de dificultad de los instrumentos para conseguir tendencias de avance al nivel de los centros escolares y los sistemas agregados.
Todo ello parece estar ocurriendo, al menos parcialmente, con la Evaluación Nacional de Logro Académico en Centros Escolares, la prueba Enlace. Las críticas a la prueba provienen de distintos sectores (académicos, la disidencia sindical, especialistas, organismos sociales, entre otros). Hay varias y distintas razones.
La primera, es la vertiente política del asunto. Enlace se creó al inicio del sexenio de Felipe Calderón Hinojosa, en 2006, aunque previamente se exploraron alternativas durante la administración de Fox Quezada. El entonces secretario Reyes Tamez Guerra, interesado en la posibilidad de una aplicación universal del rendimiento escolar, se acercó al Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación, el INEE, para discutir tal posibilidad. Al secretario se le hizo ver, por un lado, que una aplicación censal era factible, aunque innecesaria para evaluar los avances de nivel sistémico. También, en ese momento, el INEE hizo valer su argumentación en contra de las pruebas de alto impacto. Total que la SEP se desistió, en ese momento, de emprender el camino hacia una evaluación de esa naturaleza.
Las cosas cambiaron al asumir la titularidad de la SEP Josefina Vázquez Mota. La prueba, diseñada en la Dirección General de Evaluación de la secretaría, comenzó a aplicarse a partir de 2007. Con el visto bueno del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), el examen Enlace se incorporó a la Alianza por la Calidad de la Educación (ACE) suscrita, en mayo de 2008, entre el gobierno federal y el gremio magisterial. En el acuerdo se definió el objetivo de llevar a cabo una "evaluación exhaustiva y periódica de todos los actores del proceso educativo" (punto 10 de la ACE).
Más adelante, a través del Acuerdo para la Evaluación Universal de Docentes y Directivos en Servicio de Educación Básica (31 de mayo de 2011), gobierno y sindicato convinieron en que los resultados del Enlace implicarían el cincuenta por ciento de los puntos a asignar en el proceso de evaluación de los docentes. Ni más ni menos.
La mayor desconfianza, sin embargo, proviene de la difusión de resultados a lo largo del tiempo. Según la estadística oficial de la prueba, entre 2006 y 2012, los niños de primaria, del grado tercero a sexto, han avanzado de un promedio de 17.6 por ciento calificados en los niveles de bueno y excelente, a 44.3 por ciento en el mismo rango. Es una diferencia de más de 26 puntos, o un avance de más de 150 por ciento. Increíble para una prueba como el Enlace. En algunas entidades (Chiapas, Guerrero, Tabasco y Yucatán), la proporción de niños en el nivel indicado para 2012 supera en más de doscientos por ciento a la de 2006.
Una investigación seria, reportada en el artículo "Desempeño educativo en México: la prueba Enlace" (Raymundo M. Campos y Freddy Urbina), comprobó que entre los resultados de dicho examen y las pruebas bimestrales de alumnos del mismo grado existen inexplicables inconsistencias.
Así las cosas, no es de extrañar que la señal emitida por el actual secretario, Emilio Chuayffet Chemor, en el sentido que Enlace podría "eventualmente desaparecer" (La Jornada, 10 de junio 2013), así como el comunicado de prensa del INEE en que se informa del proyecto de revisión técnica de dicha prueba, pueda interpretarse como un claro indicio del cambio de rumbo en el modelo de evaluación de estudiantes. ¿Qué puede haber en lugar de ese instrumento?. Lo vemos la próxima semana.
Cuadro 1.