Al terminar la primera década del siglo, en México se alcanzó el equilibrio porcentual entre los hombres y las mujeres que forman parte de la matrícula del ciclo de estudios profesionales, es decir la suma de inscritos en los niveles de técnico superior universitario, licenciatura y educación normal.
Al ciclo escolar 2010-2011 se inscribieron 2,773,088 estudiantes, cifra que considera los primeros ingresos y reingresos, y que se refiere, exclusivamente, a la modalidad de educación superior escolarizada. Ese total se distribuye en 1,398,005 hombres (50.4 por ciento) y 1,375,083 mujeres (49.6 por ciento).
No obstante, la condición de equidad numérica varía significativamente al desglosar la composición de la matrícula por sexos en los distintos componentes de la oferta del nivel de estudios. Veamos algunos aspectos de dicha variación.
En las IES públicas hay una mayor proporción de hombres que de mujeres: 52.3 por ciento contra 47.7 por ciento. Lo inverso ocurre en el subsistema privado, en que la tasa femenina alcanza un 54 por ciento exacto.
Diferencias más notables se observan en la distribución de la matrícula por área de conocimiento y régimen de control público/privado. En el subsistema público, que agrupa la matrícula de universidades públicas federales y estatales, institutos y universidades tecnológicas, universidades politécnicas, universidades interculturales y escuelas normales del régimen público, la mayoría de los estudiantes hombres se concentra en el área de ingeniería y tecnologías. La concentración es de 54.0 por ciento. Nótese bien: en la actualidad uno de cada dos hombres que cursa estudios profesionales, dentro del subsistema público, está inscrito en un programa de orientación tecnológica. Hablamos de 546,351 alumnos, no de cualquier cosa.
La segunda concentración de hombres por área de conocimiento corresponde al grupo de disciplinas sociales y administrativas. El área concentra al 25.9 por ciento de la matrícula masculina en instituciones públicas. El porcentaje restante (20.1 por ciento) se distribuye en el resto de las áreas.
En cambio, las mujeres dentro del subsistema público presentan otra distribución en las áreas de conocimiento. La concentración de más peso (41.0 por ciento) corresponde al área de sociales y administrativas, aunque la segunda al área de ingenierías y tecnologías (25.6 por ciento). No deja de ser relevante, desde luego, que una cuarta parte de la matrícula femenina en IES públicas participe en la oferta profesional tecnológica, pero la diferencia con la distribución masculina previamente apuntada es muy notable.
Dentro del subsistema privado tanto los hombres como las mujeres optan por el área de sociales y administrativas. Los primeros están representados con 54.5 por ciento de la distribución respectiva, y las mujeres con 59.2 por ciento, lo que se explica, en buena medida, porque la oferta mayoritaria de las IES privadas se relaciona, precisamente, con las disciplinas y profesiones de la misma.
También es de interés observar el grado de feminización entre las áreas de conocimiento. En ciencias agropecuarias predominan los hombres. De la matrícula total del área un 64.4 por ciento son hombres. Algo muy parecido ocurre en el área de ingenierías y tecnologías, en que el 68.9 por ciento de la matrícula total son hombres. En contraste, con mayoría femenina están las áreas de disciplinas de la salud (64.7 por ciento), sociales y administrativas (57.8 por ciento), así como educación y humanidades (68.4 por ciento). En el área restante, la que conjunta las ciencias naturales y exactas, la proporción entre hombres y mujeres es equilibrada: 50.3 por ciento hombres y 49.7 por ciento mujeres.
La mención de algunos grupos de carreras (subáreas) con mayoría femenina nos permite observar algunas características de la pauta de feminización anotada. La lista no es exhaustiva, sólo son ejemplos: medicina (53.6 por ciento), odontología (63.9 por ciento), biología (55.6 por ciento), bioquímica (58.8 por ciento), química (53.5 por ciento), administración (60.2 por ciento), comunicación (61.6 por ciento), ciencias sociales (75.8 por ciento), contaduría (59.6 por ciento), derecho (51.4 por ciento), psicología (75.3 por ciento), educación (70.2 por ciento), letras (62.8 por ciento), diseño (55.6 por ciento), ingeniería ambiental (55.8), ingeniería bioquímica (56.9 por ciento), ingeniería textil (71.2 por ciento), tecnología de los alimentos (62.5 por ciento).
En muy pocas carreras la presencia femenina es inferior a una cuarta parte del total. De ellas dos a destacar: ingeniería civil 11.3 por ciento e Ingeniería mecánica y eléctrica (7.8 por ciento).
Cuadro 1.