Los días 29, 30 y 31de agosto pasados, en la Universidad Nacional de San Luis, en el corazón del oeste argentino, se celebró el VII Encuentro Nacional y IV Latinoamericano “La Universidad como Objeto de Investigación. Universidad y democracia en Argentina y América Latina.”. El objetivo general del evento fue el conversar, debatir y discutir los problemas de la universidad y de la educación superior argentina y latinoamericana en el marco de la celebración de los 30 años de la recuperación democrática de aquel país. Como todo evento académico universitario, en este espacio confluyeron diversas voces, distintas perspectivas analíticas, teóricas e ideológicas, de distinto calibre y tonalidad, para hablar sobre los problemas del gobierno universitario, el financiamiento, la producción científica y el desarrollo tecnológico, la internacionalización de las universidades, su historia institucional y disciplinaria.
El hecho mismo de la celebración del congreso bastaría para afirmar su importancia en un contexto (el de la educación superior) donde las cosas parecen estar cambiando demasiado aprisa, y donde las agendas de políticas públicas y las de la investigación sobre el campo parecen distanciadas desde hace tiempo. Pero la peculiaridad del congreso es su propia historia y trayectoria. Celebrado por primera vez en 1995, el congreso representaba una idea y un proyecto de largo plazo, un esfuerzo intelectual, político y organizativo para crear un clima de debate y discusión sobre el pasado, el presente y el futuro de las universidades argentinas. Y el impulsor, el artífice de este esfuerzo fue Pedro Krotsch (1942-2009), una figura clave de la vida académica, intelectual y política de la educación superior argentina y latinoamericana.
Krotsch fue un promotor de la discusión profunda e informada de los temas educativos universitarios. Exiliado primero en Brasil y luego en México a mediados de los años setenta, como mucho otros de sus compatriotas, Pedro se asumía como un argenmex orgulloso y agradecido con México. Trabajó en diversos proyectos académicos y programas gubernamentales federales en nuestro país, lo que le permitió conocer y apreciar buena parte de la geografía mexicana, sus escuelas e instituciones educativas. Pero nunca perdió de vista el regreso a Argentina, y su interés en construir espacios y grupos dedicados al estudios de la universidad y de la educación superior.
Producto de ello, fue la creación de la revista Pensamiento Universitario, un proyecto editorial que nació en 19993 y que acompañó la idea de una reunión periódica de análisis nacional sobre los problemas de las universidades argentinas. De ahí surgió la idea de un congreso que colocara a la universidad como objeto de investigación, un evento que reuniera los esfuerzos investigativos y exploratorios sobre el tema, y que además colocara a la universidad en el cruce de caminos de la investigación sociológica y el diseño de las políticas públicas. Estos dos proyectos —la revista y el congreso— no hubiesen existido sin el esfuerzo individual y organizativo de Krotsch, pero tampoco hubieran sido posibles sin la autoridad, el prestigio y la seriedad que prácticamente todos en el mundo académico universitario le reconocían a Pedro. Su paso por las actividades de plomería académica, administrativa y organizacional de las universidades argentinas —docencia, investigación, impulsos de programas de posgrado e investigación— , su presencia como director del prestigiado Instituto Gino Germani de la Universidad de Buenos Aires, su papel en la creación de la Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria (CONEAU), sus contribuciones para colocar temas y asuntos en la agenda de las políticas universitarias, fueron actividades que trazaron una ruta de trabajo pero también de una enorme cosecha de afectos y reconocimientos dentro y fuera de su país.
En San Luis se reafirmaron las emociones de calidez y simpatías que suscita la figura de Krotsch, pero también los compromisos con los proyectos que a lo largo de cuarenta años emprendió por la educación superior argentina y latinoamericana. Ya su numeroso conjunto de amigos, colegas y alumnos —Antonio Camou, Claudio Suásnabar, Sonia Araujo, Daniela Atairo, Marcelo Prati, Carlos Mazzola, entre otros- se han encargado de dar continuidad a las obras impulsadas por Pedro, con la celebración del séptimo congreso, la edición de un número más de Pensamiento Universitario (el 15, de marzo de 2013), y el compromiso con organizar, rescatar y difundir la amplia obra de Krotsch. Pero para los que tuvimos la fortuna de conocerlo, siempre extrañaremos también su gran sentido del humor, su inteligencia, su capacidad de mirar siempre más allá de la coyuntura y fabricar ideas e intuiciones penetrantes alrededor de una conversación frente a una copa de vino o una botella de cerveza. Una figura alta y prudente que, caminando entre las penumbras de los pasillos y escaleras de cualquier auditorio universitario, podía levantar su mano para señalar un punto, un tema, una cuestión que debía ser incorporada en el análisis de la situación de la universidad. Y que entre los asistentes siempre quedara la inamovible sensación de que Pedro, otra vez, tenía razón.