En 2010 la Agencia Ejecutiva en el Ámbito Educativo, Audiovisual y Cultural, con el auspicio de la Comisión Europea, publicó el volumen Pruebas nacionales de evaluación del alumnado en Europa: objetivos, organización y utilización de los resultados. En el estudio participaron los países de la Red Europea de Información Educativa (Eurydice), que comprende todos los estados miembros de la Unión Europea, así como Islandia, Liechtenstein, Noruega, Turquía, Bulgaria y Rumanía. Solo Turquía se abstuvo de colaborar. Se tomaron en cuenta las pruebas nacionales de educación primaria y secundaria, y se tuvo como periodo de referencia el ciclo 2008-2009.
La información fue proporcionada por las autoridades educativas de cada país. El reporte correspondiente está organizado en tres capítulos. El primero, titulado “La evaluación del alumnado en Europa: Contexto y aparición de las pruebas nacionales”, presenta una visión general de la evolución de las pruebas nacionales en las últimas décadas, y las razones de su creciente utilización. El segundo capítulo, “Objetivos y organización de las pruebas nacionales”, ofrece información pormenorizada sobre los objetivos de estas pruebas y las condiciones en las que se llevan a cabo, incluyendo su frecuencia, las materias sometidas a examen, los tipos de preguntas, el uso de las tecnologías de la información y la comunicación, y los órganos responsables, entre otros aspectos.
El tercer capítulo, “Utilización e impacto de los resultados de las pruebas nacionales”, explora el uso que se hace de los resultados de las pruebas para fines relacionados con los alumnos individuales, con los centros, con las autoridades locales y con el sistema educativo en su conjunto. Asimismo, se analiza el impacto de las pruebas nacionales en el caso de países que han llevado a cabo encuestas nacionales o han mantenido debates políticos sobre el tema.
El reporte identifica tres grupos de pruebas según el objetivo que subyace a su aplicación. El primer grupo lo componen las pruebas que permiten resumir los resultados de los alumnos al final de una etapa educativa concreta, y que pueden tener impacto en su trayectoria educativa. En algunos casos los resultados de estas pruebas se utilizan para otorgar certificados o para tomar decisiones importantes relativas a la orientación, la promoción de curso o la calificación final de los alumnos. Estas pruebas se conocen también como pruebas sumativas o de “evaluación del aprendizaje”. La mitad de los países estudiados informan de que el objetivo principal de, al menos, una prueba nacional es la concesión de un certificado.
El segundo grupo de pruebas nacionales lo componen las evaluaciones estandarizadas cuyo objetivo principal es controlar y evaluar a los centros, o al conjunto del sistema educativo. Más de la mitad de los países estudiados informan de la existencia de pruebas de este tipo. Entre los que se han informado como sus objetivos más habituales se encuentran la comparación del rendimiento entre los centros, la contribución a las medidas de rendición de cuentas de los centros, y la evaluación del rendimiento del sistema en su totalidad. Los resultados de estas pruebas se utilizan, junto con otros parámetros, como indicadores de la calidad de la enseñanza y, con menor frecuencia, del rendimiento de los profesores. También sirven como indicadores de la eficacia general de las políticas y prácticas educativas.
La escala de utilización de los resultados (local o nacional) depende fundamentalmente del grado de descentralización de la autoridad educativa. No obstante, en varios países, entre los que destaca la región nórdica, los resultados de las pruebas orientan tanto políticas nacionales como decisiones de nivel local.
El objetivo del tercer grupo de pruebas nacionales es respaldar los procesos de aprendizaje, clarificando las necesidades específicas de aprendizaje de los alumnos e identificando un seguimiento y una enseñanza personalizados y adecuados. Las pruebas de este grupo se basan en la idea de una “evaluación para el aprendizaje”, y pueden describirse a grandes rasgos como “evaluaciones formativas”. Aproximadamente en un tercio de los países los profesores utilizan algunas pruebas nacionales para identificar las necesidades individuales de aprendizaje de los alumnos. Este tipo de pruebas no se suele utilizar para las decisiones acerca de la trayectoria de los alumnos y son, por lo general, obligatorias. En doce países o regiones se organizan pruebas nacionales con fines formativos: Bélgica (Comunidad francesa), Dinamarca, Irlanda, Francia, Chipre, Luxemburgo, Hungría, Suecia, Reino Unido (Inglaterra y Escocia), Islandia y Noruega.
Aunque en algunos países se publican resultados a nivel de centro, la mayoría de los países europeos no publican los resultados totales de las pruebas agregados por centro individual. En algunos países los textos oficiales prohíben expresamente el uso de los resultados para elaborar clasificaciones o tablas comparativas de los centros, ya que se considera que son inútiles para mejorar la oferta educativa. En la gran mayoría de los países de Europa el modelo más extendido es la utilización de los resultados de las pruebas como base para la mejora de los centros, aunque dichos resultados no se publican ni se tienen en cuenta en la evaluación externa del centro.
Por último, cabe resaltar que si bien es frecuente el uso de la información que brindan las pruebas para orientar la práctica docente, lo que incluye la actualización de los conocimientos y las competencias de los maestros, en ninguno de los casos reportados se informa de una utilización de las pruebas de estudiantes para fines propiamente laborales.
El reporte que comentamos, así como la información de cada país sobre las pruebas nacionales que aplica, puede ser consultado en el sitio web de la red Eurydice.