Los datos de evaluaciones nacionales e internacionales coinciden en diagnosticar un déficit importante en el sistema educativo mexicano en materia de la enseñanza y el aprendizaje de las matemáticas. De acuerdo a la evaluación diseñada y aplicada por el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación denominada Examen para la Calidad y el Logro Educativo (Excale), un 52 por ciento de los estudiantes de tercero de secundaria caen en la categoría “por debajo del nivel de logro básico”. Del mismo modo, según los resultados del Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes (PISA) de 2012, el 54.7 por ciento de los jóvenes de 15 años inscritos ya sea en tercero de secundaria o primero de bachillerato se agrupan en los niveles de rendimiento considerados insatisfactorios. Esto significa, simple y llanamente, que al menos la mitad de los jóvenes que alcanzan el nivel medio superior de enseñanza son incompetentes en matemáticas.
No obstante, en la actualidad poco más de un millón de los aproximadamente tres millones de jóvenes que integran la matrícula de educación superior están inscritos en carreras de las áreas científicas y tecnológicas, es decir: ciencias naturales, ciencias exactas, computación, ingenierías, manufactura y construcción. Esto significa que uno de cada tres de quienes ingresan a la educación superior estudia una carrera para lo cual son requeridas competencias matemática. Esa es la paradoja… o el misterio.
Veamos de qué se trata. Para comenzar las características de las pruebas. Los Excale consisten en pruebas que se aplican a muestras de estudiantes, estadísticamente representativas, que se caracterizan por ser “criteriales” y “matriciales”. Se clasifican como criteriales porque se apegan, estrictamente, al currículum nacional. Esto significa, por ejemplo, que los resultados del Excale de matermáticas para tercero de secundaria, cuyos resultados se muestran en el cuadro anexo, reflejan el nivel de competencia matemática de los examinados de acuerdo al currículum oficial vigente para ese grado de estudios. Se trata de pruebas de tipo matricial en tanto que la metodología de aplicación se base en distribuir las preguntas de la prueba en diferentes cuadernillos, de modo que cada estudiante contesta sólo una parte del ejercicio.
Las pruebas PISA también utilizan la metodología matricial. Pero su enfoque no es el currículum como tal, sino las capacidades que los estudiantes muestran para aplicar conocimientos a situaciones cotidianas. Por ejemplo el PISA de matemáticas se basa en la solución de problemas concretos, o más bien en el uso de las matemáticas para enfrentar esta clase de reactivos.
Se trata entonces de pruebas bien distintas, por lo que es muy llamativo el grado de coincidencia de sus resultados. La prueba Excale permite distinguir resultados por modalidad educativa. La modalidad que sale peor librada es la de telesecundaria, en la cual el 62 por ciento de los alumnos calificaron por debajo del nivel básico. En contraste, en el sistema de escuelas privadas sólo una cuarta parte de la muestra fue ubicada en ese nivel.
De la prueba PISA 2012, además de la proporción de estudiantes que se agrupan en los niveles inferiores, cabe resaltar el muy escaso porcentaje de jóvenes que se ubica en los niveles considerados de alto desempeño. En el caso de México menos del cinco por ciento del total consigue ubicarse en los niveles cuatro, cinco y seis del examen. En el promedio de los países de la OCDE, aproximadamente un treinta por ciento del total corresponde a los niveles indicados.
Más aún, apenas el diez por ciento de quienes respondieron al examen de PISA 2012 consiguió sobrepasar la calificación media de los países de la OCDE en la sección de matemáticas. La brecha es muy significativa.
El otro lado de la moneda: El 57 por ciento del primer ingreso masculino a las IES públicas se concentra en las áreas de ciencias y tecnologías. La proporción de mujeres es menor pero también relevante: 28.3 por ciento de ellas ingresa a las carreras del área. Sumando hombres y mujeres, tenemos que el 44.1 por ciento del primer ingreso total a las IES públicas se agrupa en las áreas indicadas.
¿Será que no saben matemáticas y luego se componen? ¿Será que las pruebas citadas no miden bien el potencial de los jóvenes en ese campo de conocimientos? ¿Será que el bachillerato logra hacer milagros?
O tal vez que aunque no tienen ni las competencias ni la vocación para acceder a esas carreras es lo que hay.