Hay varios eslabones que vinculan el enfoque de política económica del sexenio anterior con el que se ha emprendido en el actual sexenio. Uno muy relevante, para el tema que nos ocupa, radica en el lineamiento de política pública de impulsar la competitividad del sector productivo mediante la innovación tecnológica y la formación del capital humano requerido por el modelo.
En 2011, en las postrimerías del periodo presidencial de Felipe Calderón Hinojosa, la Secretaría de Economía dio a conocer el Programa Nacional de Innovación (PNI), formulado por el Comité Intersectorial de Innovación. La conformación y tareas del comité se derivaron de las reformas a la Ley de Ciencia, Tecnología e Innovación del 12 de junio de 2009. En diciembre de ese año se instaló el colegiado y en marzo de 2010 se expidió su reglamento oficial.
El PNI de 2011 se articula en torno a seis áreas de política: mercado nacional e internacional; generación de conocimiento con orientación estratégica; fortalecimiento de la innovación empresarial; financiamiento a la innovación; capital humano; y marco regulatorio e institucional. No obstante que fue emitido al término del sexenio previo, en el texto se explica que, dado que la formulación proviene de un órgano permanente, “la vigencia del Programa no es sexenal y sus planteamientos implican corresponsabilidad de todos los actores involucrados en la construcción 8y el fortalecimiento de un sistema nacional de innovación.” (PNI pág. 4).
En materia de formación de capital humano el PNI recomienda: “Es necesario promover y fortalecer una vinculación permanente para que las instituciones educativas y de investigación formen los profesionistas calificados que está demandando el mercado, llevar a cabo una capacitación permanente de los recursos humanos activos y, sobre todo, el desarrollo de técnicos, profesionistas y especialistas en las áreas estratégicas de la innovación.” (pág. 15).
El PNI sugiere, entre otras, las siguientes líneas de política educativa: a) Identificar, desarrollar y perfeccionar sistemas de información que permitan una mejor planeación de la demanda y oferta de capital humano específico; así como elevar la pertinencia de los programas educativos para las necesidades de las empresas, en particular las de los sectores con mayor potencial de expansión, b) Incentivar la formación práctica y basada en competencias de los recursos humanos, a nivel técnico, licenciatura y posgrado, a través de la promoción de acuerdos y esquemas de colaboración entre el gobierno- instituciones educativas -sector privado, así como el fomento de su inserción laboral en sectores estratégicos, c) Fortalecer el sistema de educación técnica y tecnológica para adecuarla a los requerimientos del mercado laboral, e impulsar la participación de los jóvenes en actividades de investigación e innovación de las empresas. (pág. 60).
En consonancia con el enfoque del PNI, el Programa para Democratizar la Productividad (PDP) 2013-2018 (DOF, 30 de agosto 2013) insiste en acciones tales como: a) Profundizar la vinculación entre el sector educativo y el productivo, y alentar la revisión permanente de la oferta educativa, b) Promover la formación técnica media superior y superior para permitir una rápida integración a la actividad productiva, c) Impulsar programas de becas que favorezcan la transición al primer empleo de egresados de educación técnica media superior y superior, d) Promover y fomentar la vocación emprendedora en los egresados de los niveles medio superior y superior, como una opción profesional. (PDP, pág. 114).
La revisión curricular de los programas docentes del IPN emprendida en los últimos años, así como la reforma normativa propuesta, lleva la impronta de las políticas de desarrollo tecnológico del sexenio anterior y del actual. Hay entre las dos áreas de acción (política y académica) un alto grado de coherencia. No se puede negar que la ex directora general del Politécnico, Yoloxóchitl Bustamante Díez, hizo la tarea de impulsar los cambios que, desde las instancias gubernamentales, se habían propuesto y encargado a los directivos de las IES. Lo que en todo caso extraña es que la hayan dejado sola y aislada al momento en que la comunidad estudiantil reaccionó con firmeza ante las nuevas pautas de cambio.
Una de los aspectos que el gobierno federal debe interpretar con claridad en la coyuntura del conflicto del IPN es que no se trata sólo de una contingencia local. La postura de los estudiantes del Politécnico expresa una opción de resistencia, que puede repetirse en otros ámbitos, ante el enfoque de jerarquizar en el campo educativo los enfoques de tecnificación de la oferta, competitividad, productividad y vocación emprendedora. Quizás no es lo que los estudiantes prefieren y eso hay que entenderlo muy bien.