En el año 2000 se celebraron elecciones para la renovación de poderes federales en México. En ese contexto, y con el ánimo de generar propuestas innovadoras para transitar al inminente siglo XXI, la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES) decidió realizar un ejercicio de diagnóstico sobre los logros e insuficiencias del sistema de educación superior hasta entonces, así como discernir un propuestas enfocadas hacia la transformación del mismo de cara al nuevo siglo.
El documento correspondiente fue elaborado por un grupo de especialistas durante el segundo semestre de 1998 y en los primeros meses de 1999. Circuló en versión borrador entre los cuerpos colegiados de la Asociación y en noviembre de 1999 fue aprobado por la Asamblea General en su XXX sesión ordinaria, celebrada en la Universidad Veracruzana. Se tituló: La educación superior en el siglo XXI. Líneas estratégicas de desarrollo. Una propuesta de la ANUIES. Con todo y anexos el documento consta de casi quinientas páginas y el pie editorial consigna como primera edición el mes de marzo del 2000.
Para influir en el diseño de la política de educación superior del gobierno entrante, el documento se entregó a los candidatos en la contienda presidencial. La ANUIES los invitó a una sesión especial para intercambiar puntos de vista. La idea era brindar foro a sus propuestas y presentarles los puntos centrales de la propuesta elaborada por la Asociación. La reunión se llevó a cabo en la Universidad de Sonora, en Hermosillo, el 24 y 25 de marzo. A ella acudieron Cuauhtémoc Cárdenas, candidato de la Alianza por México, Porfirio Muñoz Ledo, apoyado por el Partido Auténtico de la Revolución Mexicana, Gilberto Rincón Gallardo, candidato del partido Democracia Social, y Manuel Camacho Solís, candidato del Partido de Centro Democrático. Francisco Labastida, candidato del PRI envió un documento, y Vicente Fox Quezada, abanderado de la Alianza por el Cambio (PAN y PVEM), accedió a participar por videoconferencia.
La reunión de Hermosillo, en que los candidatos se presentaron por turnos y no en una mesa colectiva, se centró en la exposición de las plataformas educativas partidarias, en particular en propuestas de educación superior. Las autoridades universitarias y los invitados plantearon preguntas y observaciones a través de tarjetas leídas por el Secretario General Ejecutivo de la ANUIES y respondidas por el candidato en turno. En tal dinámica, el contenido del documento de la Asociación tuvo un papel más bien marginal.
Como dato anecdótico vale la pena recordar que el abanderado de la fórmula PAN-PVEM, tras una presentación muy sucinta de sus propuestas, comunicó a las autoridades presentes en Hermosillo que, en caso de alcanzar la primera magistratura, haría que alguno ellos encabezara la Secretaría de Educación Pública. Probablemente ese era un mensaje cuyo destinatario era el SNTE, aunque en la reunión fue registrado como una muestra de respaldo a la Asociación. En la reunión estaban presentes Rafael Rangel Sostmann, entonces rector general del Tecnológico de Monterrey, así como Reyes Tamez Guerra, aun rector de la Universidad Autónoma de Nuevo León, quienes serían personajes clave en la elaboración de las políticas educativas de Vicente Fox. Por ello, el anuncio del candidato fue posteriormente interpretado como una promesa cumplida.
El Plan ANUIES, como se popularizó la propuesta del 2000, cumpliría al cabo su función a través de un proceso complementario: la incorporación de las propuestas de la Asociación al documento “Bases para el Programa Sectorial de Educación 2001-2006”, que el grupo técnico comandado por Rangel Sostmann elaboraría en el periodo comprendido entre la elección presidencial y la toma de posesión de Fox Quezada. Para establecer propuestas en materia de educación superior se invitó a Julio Rubio Oca, Secretario General Ejecutivo de ANUIES, lo que facilitó la inclusión de las recomendaciones en el programa presidencial. Más adelante Rubio Oca sería designado al frente de la Subsecretaría de Educación Superior e Investigación Científica, lo que terminó cerrando el círculo de coincidencia entre las recomendaciones ANUIES y las propuestas de política sectorial de la SEP.
No pocas de las recomendaciones ANUIES encontraron reflejo en el Programa Nacional de Educación 2001-2006: la formulación de planes estratégicos de desarrollo en las IES, la operación de cuerpos académicos en las instituciones, el énfasis en la acreditación de programas y en la evaluación del personal académico, el refuerzo del gasto sectorial, la generación de un amplio sistema de becas estudiantiles, entre otras. Algunas propuestas se quedaron en el terreno de las intenciones: la integración de un mecanismo de coordinación general, la reforma normativa y la configuración de un sistema federalizado pleno.
A quince años de distancia todavía vale la pena revisar el documento y hacer un balance razonado de lo que se intentó, lo conseguido y lo aquello que no se cumplió.