Al fin el diálogo entre las autoridades del Instituto Politécnico Nacional ha conseguido encarrilar la ruta hacia el Congreso Nacional Politécnico, al definir procedimientos y reglas de operación de la comisión organizadora respectiva, así como una probable fecha para su realización. Según el acuerdo entre las partes, el congreso daría inicio el próximo 10 de noviembre de este año (La Jornada, 18 de abril de 2016).
Falta camino por recorrer, por supuesto. Se debe celebrar y validar la elección de representantes ante la comisión organizadora del Congreso (COCNP), la comisión requiere establecer las bases, la temática, la agenda, y las formas de operación del congreso, hace falta también cubrir la etapa de elección de congresistas, lo que implica la reglamentación de campañas, la designación de funcionarios electorales y la celebración de los comicios. Si se toma en cuenta que la sola definición del marco de referencia de la COCNP dilató ocho meses de continua negociación, resultará fácil apreciar la complejidad del tramo por agotar de aquí a fin de año. No será fácil, pero tampoco imposible: la comunidad politécnica ha dado muestra de su capacidad de convenir acuerdos y encontrar soluciones y respuestas.
En tanto transcurre la ruta al congreso, la mesa de diálogo entre la Asamblea General Politécnica y las autoridades del instituto sigue abierta, pues hay aún temas pendientes para la conclusión de los acuerdos pactados entre el Ejecutivo Federal y el movimiento estudiantil como conclusión de las mesas de negociación que pusieron fin a la huelga estudiantil politécnica que duró de octubre a diciembre de 2014. Entre los temas aún no resueltos destacan los que se refieren a la seguridad interior del IPN: la creación de una Defensoría Politécnica de los Derechos Individuales y Colectivos, para lo cual ya existe una comisión encargada de su diseño, y el establecimiento de un mecanismo de vigilancia y seguridad bajo control exclusivo del Politécnico.
Estando en esas, esto es en la implementación del congreso y en la conclusión de los acuerdos de 2014, un nuevo elemento, inesperado, irrumpió en la escena politécnica provocando nuevos brotes de conflicto. El 6 de abril el director general del IPN, Enrique Fernández Fassnacht, envió una circular, la 3/2016 al cuerpo de funcionarios del instituto, en la que comunica la resolución de la SEP, plasmada en el Acuerdo 01/03/16 de adscribir orgánicamente el IPN a la Subsecretaría de Educación Superior. El acuerdo de la SEP se publicó en el Diario Oficial de la Federación (DOF) el mismo 6 de abril. Aunque en éste se informa sobre la adscripción de todas las unidades administrativas y órganos desconcentrados de la SEP, en el Politécnico se interpretó como un cambio relevante en la relación SEP-IPN, cuyas consecuencias sería necesario entender.
El anuncio causó inquietud primero en el cuerpo directivo y poco después en las comunidades de académicos y estudiantes del Politécnico. Las autoridades del instituto solicitaron a la SEP una explicación sobre el cambio de adscripción y los estudiantes emprendieron acciones de movilización en las que se sugerían posibles consecuencias negativas de la medida.
En respuesta a ello la SEP comunicó, en días pasados, la decisión del titular de la SEP de reinsertar el Politécnico en la esfera de la Oficina del Secretario. En el DOF del 13 de abril pasado se publicó una “aclaración” al primer acuerdo. Con este cambio se resolvía, al parecer, el diferendo. Pero la movilización ha continuado, hay dudas que se mantienen y se insiste, en el ámbito del movimiento estudiantil y en otros sectores de la comunidad politécnica, en la necesidad de lograr un mayor grado de independencia de la SEP.
Es cierto que hasta hace poco el IPN figuraba en la estructura orgánica de la SEP como una entidad directamente dependiente del Secretario. En realidad ese status se obtuvo y conservó únicamente en los sexenios del PAN en el gobierno federal. Anteriormente el IPN figuraba como una entidad orgánicamente vinculada a la Subsecretaría de Educación e Investigación Tecnológica creada en 1976. En el 2000, al inicio de la presidencia de Vicente Fox Quezada, se decidió el cambio de adscripción que hacía depender al Politécnico directamente de la oficina del secretario, como ahora ha vuelto a suceder (véase acuerdo SEP 275, DOF del 13 de junio de 2000).
Un aspecto relevante en este tema es que la Ley Orgánica del IPN, que es la máxima norma de la institución, supone una relación directa con el titular de la SEP, ya que, entre otros aspectos fija lo obligación para director del Politécnico de consultar directamente con el Secretario los nombramientos de jefe de área. También se obliga al director del Politécnico de rendir un informe anual de actividades al titular de la SEP. Por ello la adscripción directa es lo más razonable.
Pero si la comunidad del IPN, a través del próximo Congreso Nacional Politécnico, desea lograr un mayor nivel de independencia del gobierno, la alternativa es la autonomía. Convertir al instituto en una entidad federal autónoma y por lo tanto desectorizada. Ese es el camino natural. Habrá que ver si las resistencias internas lo posibilitan.