Llegó a mis manos, por cortesía de su autora, la obra Tiempo y memoria. Historia del ITAM (1946-2016), publicada por la editorial El Equilibrista en cuatro volúmenes. A través de ellos Marta Eugenia García Ugarte, doctora en historia e investigadora del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, lleva a cabo un amplio pero minucioso recorrido por las etapas que ha cubierto la institución en setenta años de existencia.
No es solo una edición conmemorativa del septuagésimo aniversario del Instituto Tecnológico Autónomo de México, sino de una auténtica y muy relevante investigación histórica, que resulta ejemplar por el manejo de fuentes primarias, por una muy acertada incorporación de datos hemerográficos y documentales, así como por el registro testimonial de protagonistas de la vida institucional, de sus logros y avatares. Más de un centenar de entrevistas complementan la información recogida en archivos, periódicos y revistas, así como en las bases documentales y estadísticas de la propia institución.
La obra suma más de mil doscientas páginas, aunque la investigación histórica, propiamente dicha, está concentrada en los primeros dos volúmenes. El primero de ellos se refiere a la fundación y a las primeras décadas de desarrollo del ITAM. Comprende el periodo que va desde la creación del Instituto Tecnológico de México, primera denominación del ITAM, en 1946, hasta su reestructura en los años setenta a través de su primer plan de desarrollo.
Se dedica en el primer volumen una amplia sección que describe y analiza las condiciones del sistema de educación superior del país en la primera mitad del siglo XX. En ésta se destacan los vaivenes de los gobiernos posrevolucionarios con respecto al papel que correspondería cumplir a las instituciones de educación superior auspiciadas por el Estado. En particular se hace referencia al conflicto entre la Universidad Nacional y el gobierno federal en la década de los años treinta y los primeros cuarenta, a la creación y primeros desarrollos del Instituto Politécnico Nacional, así como a la aparición de las primeras instituciones de educación superior privada en el país.
El retrato de la coyuntura histórica en que surge el ITAM es notable, y representa una aportación muy valiosa a la historiografía universitaria de México. La autora hace notar, entre otros elementos, la posición del empresariado nacional ante la política educativa del cardenismo, la búsqueda de alternativas de la iniciativa privada en el sector, así como la recomposición ideológica y política que emerge a partir de la presidencia de Ávila Camacho, que encuadra y abre posibilidades al desarrollo del Tecnológico de Monterrey y del ITAM. También se documentan y analizan con objetividad las relaciones establecidas entre el grupo de economistas de la Universidad Nacional y los promotores del proyecto ITAM, así como los vínculos internacionales que promueve la institución desde sus primeros años y que marcarán, a partir de la etapa fundacional, las características de su propuesta educativa.
La segunda y tercera secciones del primer volumen están dedicadas a una revisión pormenorizada de las decisiones y actos que construyeron la estructura de dicho proyecto: las diferentes sedes de las instalaciones, las carreras y planes de estudio definidas, las formas de gobierno y la red de relaciones tejida en los años sesenta y setenta. El tomo culmina con un tercer capítulo en el que se describe con minuciosidad las características del Plan Integral de Desarrollo formulado a lo largo de la década y que habría de orientar el derrotero de la institución en los años por venir.
El segundo tomo, titulado “Consolidación”, está dedicado al análisis del desarrollo académico del ITAM a partir de los años ochenta. Se comentan las tareas en torno a la creación de la sede definitiva del ITAM en el sur de la Ciudad, las reformas a los planes de estudio de sus carreras, la creación de nuevas licenciaturas y programas de posgrado, así como los primeros intentos de establecer políticas y prácticas de investigación académica. En este segundo volumen se documenta, con lujo de detalles, la forma en que el ITAM comienza a proyectar a sus egresados a las esferas de toma de decisiones del ámbito gubernamental y de la iniciativa privada.
Asimismo, en tomo II del trabajo de García Ugarte, se lleva a cabo un recuento pormenorizado de las principales actividades de intercambio académico a través de las cuales se consolida la política de internacionalización académica del ITAM, que cumple una doble función: atraer a la sede de México a personalidades relevantes del mundo académico en las disciplinas que se cultivan en la institución, y promover la proyección internacional tanto de los egresados como de los productos de investigación del Instituto.
El tercer tomo, designado “Modernización” lleva a cabo un balance general de los principales logros alcanzados por el ITAM en los años recientes: los premios y reconocimientos recibidos por estudiantes, egresados y académicos, los indicadores de consolidación académica registrados, las evaluaciones y acreditaciones conseguidas en los planes de estudio, entre otros aspectos. Este balance da cuenta del nivel de calidad conseguido de acuerdo con los princípiales parámetros e indicadores de medición de registro nacional e internacional. Además de ello, la autora incluye un apartado de síntesis y conclusiones, titulado “Memoria del porvenir”, en que recapitula sobre la saga del ITAM y acerca de los retos más significativos que se identifican para los próximos años. El cuarto y último volumen consiste en los apéndices, fuentes e índices de la extensa obra.
Lo dicho, Tiempo y memoria… es una obra de indispensable lectura para todos los interesados en la historia de la educación superior del país.