Debo comenzar esta colabo-ración con una corrección al previo. En el texto de la semana pasada se afirma: “entre los pocos países que no han ratificado el Convenio sobre el derecho de sindicación y de negociación colectiva (convenio 98 de la OIT) se encuentran Estados Unidos, México y Canadá, por lo que sería una novedad que aceptaran hacerlo por la vía del TLCAN.” Pues resulta que Canadá acaba de ratificar dicho convenio (14 de junio de 2017), ratificación que entrará en vigor el 14 de junio de 2018. Agradezco esta valiosa aclaración a Juan Carlos Aparicio Bañuelos de ANUIES.
Una vez que se difundió la postura estadounidense ante la renegociación del acuerdo comercial trilateral, mediante el documento “Resumen de objetivos para la renegociación del TLCAN” (17 de julio 2017), las autoridades canadienses optaron por dar a conocer su propia lista de prioridades y objetivos. En una conferencia presentada en la Universidad de Ottawa el 12 de agosto, Chrystia Freeland, ministra de asuntos internacionales de Canadá y quien encabeza al equipo negociador de ese país, expresó los temas y propósitos de la agenda básica canadiense en las rondas de negociación, la primera de las cuales, la ronda Washington concluyó el domingo pasado.
Canadá propone, en primer lugar, un nuevo capítulo en materia de estándares laborales. Además de coincidir en la importancia acatar los principios y convenciones de carácter internacional sistematizadas por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), Canadá, al igual que Estados Unidos, insiste en la necesidad de equiparar salarios en los tres países en aquellos sectores en que el diferencial existente impide la mutua competencia. Es principalmente el caso de las manufacturas, en particular la industria automotriz y la electrónica. El argumento es que la ventaja comparativa de México, que mantiene salarios considerablemente inferiores para el personal operativo y técnico, implica un obstáculo a la libre competencia y por tanto al libre mercado. México ha dicho que está dispuesto a suscribir los convenios de la OIT, pero que el tema de la equiparación salarial no debería entrar en la negociación porque, para nosotros, es imposible de resolver. Ya se verá.
En segundo lugar, la representación canadiense propone un nuevo capítulo sobre estándares ambientales. Por una parte, se replica el argumento estadounidense de que ninguno de los tres países debe lograr una ventaja comparativa al flexibilizar las normas de protección ambiental de jurisdicción local. Pero, por otra, confronta las posiciones de Trump acerca del cambio climático y el calentamiento global.
Se sugiere, asimismo, la inclusión de capítulos en el TLCAN que aseguren la igualdad de derechos de las mujeres y de las poblaciones indígenas. Por ahora estos dos temas, aunque han sido planteados en la presentación general de los canadienses, no han entrado todavía en el terreno de la discusión.
Canadá también coloca en su agenda de negociación los temas relativos a la solución de disputas y controversias (capítulos 11 y 19 del tratado). Sobre el primero de ellos, que establece condiciones para que las empresas puedan demandar a los gobiernos, la representación de ese país propone que en el nuevo TLCAN se establezca la supremacía del interés público sobre el empresarial, de manera que se reconozca el derecho inalienable de los Estados para regular la actividad económica que afecte dicho interés. Sobre el capítulo 19 se propone la continuidad de la práctica de paneles binacionales para arbitrar los problemas de dumping y cuotas compensatorias, lo que contradice la posición estadounidense de eliminar dicho capítulo del tratado.
También se combate la posición de Estados Unidos en materia de compras gubernamentales. El gobierno de Trump busca que el TLCAN no sea un obstáculo para la aplicación de la estrategia Buy American and Hire American que implica, grosso modo, la preferencia a los productos y servicios hechos en Estados Unidos en las compras de gobierno, incluso en los sectores de servicios.
Además, el gobierno de Canadá insiste en mantener su protección al mercado local de productos lácteos y aves de corral manteniéndolo fuera de la órbita del libre comercio, así como su protección sobre bienes culturales, lo que incluye la esfera de las publicaciones y el ámbito de la producción radiodifusora (broadcasting).
Por último, a diferencia de los gobiernos de Estados Unidos y de México, Canadá si ha incorporado en la agenda el tema de la libre movilidad de profesionistas. Por ahora el objetivo es actualizar y modernizar la lista de profesiones que incluye el TLCAN como aquellas que, previo cumplimiento de requisitos, pueden ser ejercidas en el espacio trinacional. No se ha hablado ni de cuotas ni de la homologación de requerimientos para el libre ejercicio de las profesiones. México es el más afectado de los tres en este rubro. Ya veremos si la representación nacional, que hasta ahora ha adoptado una estrategia general de no perder avanza hacia una de ganar algunos puntos en la negociación. Este podría ser uno de ellos.