La semana pasada reseñamos en este espacio las recientes recomendaciones de la OCDE sobre sistemas nacionales de educación superior, contenidas en el documento Educación superior para la sociedad del conocimiento, reporte síntesis de la revisión temática de la OCDE sobre la educación superior. Tras pasar revista a las propuestas del organismo en los temas de coherencia de políticas, financiamiento, y evaluación, resta comentar las propuestas relativas al vínculo entre educación superior, investigación e innovación; políticas de equidad; carrera académica; internacionalización, y formación profesional y mercado de trabajo.
Las propuestas de la agencia para una relación más productiva y efectiva entre las funciones de docencia, investigación e innovación que cumplen las instituciones de educación superior subrayan, por una parte, la importancia de la autonomía y la libertad académica y, por otra, acentúan la necesidad de implantar o consolidar mecanismos de coordinación y evaluación para monitorear el impacto de las políticas e incentivos generados para sustentar el sistema correspondiente.
Entre otras propuestas, la OCDE sugiere las siguientes: dar prioridad a la difusión del conocimiento, no sólo ni principalmente a su eventual comercialización; desarrollar políticas de movilidad intranacional e internacional; mantener una infraestructura adecuada de investigación; aprovechar las instituciones de educación superior como medio para internacionalizar las actividades de investigación y desarrollo; ampliar los criterios para la colocación de fondos públicos para investigación. Además, se insiste en que las políticas de investigación e innovación requieren perspectivas de largo plazo.
Con respecto del tema de equidad social, el organismo sugiere un conjunto de estrategias enfocado a mejorar las condiciones de acceso, permanencia y logro de resultados de grupos sociales tradicionalmente excluidos de las oportunidades de la educación superior.
Con este enfoque sugiere, entre otras políticas: Ofrecer opciones de educación superior a los egresados de cualquier modalidad de enseñanza media; mejorar la articulación entre la enseñanza media y la superior; diversificar la oferta de educación superior para adecuarla a los distintos intereses de los grupos sociales; diversificar los criterios de admisión de las IES; considerar la opción de políticas de discriminación positiva; considerar la opción de caminos diferenciados para acceder al nivel superior de enseñanza; mejorar las posibilidades de transferencia entre las modalidades del sistema; otorgar incentivos a las IES que admitan a estudiantes en desventaja; facilitar que accedan a las IES adultos y adultos mayores; asegurar equidad de género en todos los niveles de la educación superior y abordar el problema de los estereotipos de género en la selección de programas. Por último, se recomienda enfatizar la equidad de resultados.
El conjunto de recomendaciones sobre carrera académica lleva el subtítulo Adaptarse al cambio, con lo cual el organismo apunta sobre la necesidad de diseñar políticas que tomen en cuenta los nuevos escenarios demográficos, académicos y laborales que enmarcan a la profesión académica en las distintas regiones del planeta. Las propuestas son una combinación de estrategias reiteradas por la OCDE, por ejemplo, los estímulos económicos al desempeño y los resultados, la evaluación sistemática del trabajo académico, y el enfoque de gestión estratégica sobre el personal académico.
Hay, sin embargo, algunas propuestas novedosas que conviene registrar: otorgar a las IES amplia autonomía para el manejo de recursos humanos; administrar las reglas de carrera académica con mayor flexibilidad; reforzar el atractivo de la profesión académica; mejorar las condiciones de acceso a los nuevos académicos, y otorgar condiciones de trabajo más flexibles a los académicos maduros.
En torno al tema de la internacionalización de la educación superior, la OCDE ha insistido desde hace tiempo. Además de las predecibles propuestas de incrementar el intercambio de profesores y estudiantes o mejorar la comparabilidad internacional del currículum, también se registran algunas recomendaciones de nuevo cuño. Entre éstas resaltan: desarrollar una estrategia nacional y una red integral de internacionalización; desarrollar alternativas a los rankings internacionales existentes; abordar la relación entre internacionalización y emigración.
Por último, en la sección que corresponde al vínculo entre educación superior y mercado de trabajo, la OCDE sugiere políticas de coordinación entre el sector académico y el laboral, y políticas de información con sentido bidireccional: del mercado a las instituciones de educación superior, y viceversa de éstas al mercado.
Entre las recomendaciones puntuales cabe citar: explorar el potencial de una Red Nacional de Cualificaciones; mejorar los sistemas de información, datos y análisis sobre la empleabilidad de las distintas profesiones y grados; reforzar los sevicios de orientación laboral en las instituciones de educación media y superior; e incluir sujetos y perspectivas del mundo laboral en las instancias de planeación y gobierno de las IES.
Se sobreentiende, aunque el documento también lo menciona, que las recomendaciones generales emitidas por la OCDE no tienen otro caráter que el de sugerencias de especialistas a partir del estudio de la problemática de la educación superior en un conjunto de países. No hay que olvidar, sin embargo, que en otras ocasiones las propuestas, generales y específicas, de los organismos multilaterales han orientado las políticas de educación superior de los llamados países en desarrollo. Por ejemplo, el nuestro.