En febrero de este año salió a la luz la edición 2009 de la publicación Exámenes para el diagnóstico de conocimientos, con sello de la Dirección General de Evaluación Educativa de la UNAM y créditos de autoría de Rosamaría Valle Gómez Tagle y Rocío Quesada Castillo. Este examen se ha aplicado a partir de 1995, sirve para explorar el nivel de preparación con que llega la población de primer ingreso a las licenciaturas universitarias y evalúa tres áreas: español, inglés y conocimientos disciplinarios.
El examen de español consta de 60 reactivos: 25 para gramática y redacción, 14 de ortografía, 13 de vocabulario y ocho de comprensión de lectura. El de inglés particulariza tres niveles de dominio: principiante, principiante alto e intermedio bajo. Ambos exámenes son comunes para todas las carreras de la UNAM. El tercero, el de conocimientos, tiene una estructura más compleja, abarca diez disciplinas (matemáticas, español, química, biología, física, historia universal, historia de México, literatura, geografía y filosofía), cuenta con 120 reactivos y versiones específicas para las áreas de ciencias físico matemáticas e ingenierías, ciencias biológicas y de la salud, ciencias sociales, y humanidades y artes. Cabe señalar que este examen, el de conocimientos, es análogo, por el número de reactivos y el grado de dificultad de los mismos, al que se emplea en el concurso de selección de aspirantes al nivel de licenciatura.
A primera vista, los datos del examen parecerían aproximarnos a los resultados que alcanzan los estudiantes de los sistemas de bachillerato del país. Como la publicación ofrece resultados desglosados por institución de procedencia, es factible comparar el desempeño académico de los alumnos de, por ejemplo, los bachilleratos privados y los públicos, los de la capital de la república versus los de los estados, e incluso los puntajes de cada sistema contra el promedio o contra cualquier otro sistema de bachillerato.
La disposición de los datos da para comparaciones de este orden; sin embargo, hay que tener cuidado por las características del examen. En primer lugar, la población de primer ingreso a la UNAM no es académicamente homogénea. Hay al menos dos grandes segmentos: estudiantes que provienen de los dos bachilleratos de la institución (Escuela Nacional Preparatoria y Colegio de Ciencias y Humanidades), y estudiantes que proceden de otras instituciones públicas o particulares del nivel. El primer grupo accede a la Universidad por la vía del “pase reglamentado”, es decir, por medio del cumplimiento de requisitos de promedio y regularidad en los estudios. El segundo grupo está sujeto al concurso de selección mediante el cual la UNAM adjudica los cupos de primer ingreso restantes.
Ello limita, naturalmente, las posibilidades de contrastar los resultados de los alumnos del bachillerato de la universidad con los de sus pares formados en otros sistemas, pero deja lugar a una posible comparación entre los sistemas del grupo UNAM (ENP y CCH) y entre los sistemas del conjunto proveniente del concurso de selección.
Con esas salvedades, los datos presentados por la publicación son de indudable interés. Por ejemplo, los resultados por área de inscripción en la UNAM y por bachillerato de procedencia (véase cuadro) muestran que, en general, los alumnos que provienen de los bachilleratos incorporados a la UNAM (es decir, los privados que han adoptado el currículum ENP o CCH) alcanzan los mejores puntajes promedio, independientemente de la carrera en la que se inscriben. Del sector público destaca el desempeño de los alumnos que provienen de los bachilleratos de los estados y de las instituciones de media superior del IPN. En ambos casos el registro está por encima de la media de aciertos en todas las áreas. En contraste, el desempeño de los estudiantes del Colegio de Bachilleres y del Conalep se ubica en posiciones sistemáticamente inferiores a la media.
En la comparación entre ENP y CCH, la ventaja del primer sistema sobre el segundo es significativa: casi diez puntos de promedio en cada área. Da para pensar porque, en este caso, la comparación tiene condiciones de validez.